Ciudades

Aves migran de la capital por pérdida de su hábitat

Inmersas en una ciudad gris, abarrotada  de vehículos que  contaminan el aire  y  una población agitada por el quehacer diario, viven miles de aves, algunas migratorias, que  sobreviven y se adaptan a  un nuevo sitio, porque han  perdido su hábitat.

Los colibrís han sido afectados por la deforestación, afirman expertos. (Foto Prensa Libre: Cortesía Salvadora Morales)

Los colibrís han sido afectados por la deforestación, afirman expertos. (Foto Prensa Libre: Cortesía Salvadora Morales)

Decenas de  garzas bueyeras sorprenden durante las noches a los vecinos  del barrio La Morera,  Avenida del Ferrocarril, zona 1, debido a que su hábitat fue depredado, en  un área de Cayalá,  zona 16, y migraron a un pequeño bosque donde el alimento es insuficiente, señaló la ornitóloga Salvadora Morales.

Añadió que el caso de las  garzas  es solo un ejemplo de lo complejo  del problema, pues muchas aves dependen  de  ecosistemas fijos para sobrevivir. Además, señaló que  cuando los hábitats  desaparecen, también  los hacen muchas  aves, pues estas no se adaptan a los cambios.

Herbert Reyes, vecino del barrio La Morera, dijo que en diciembre último contaron  unas 450 garzas, las cuales llegan por las noches para dormir.

160 especies de aves que viven en la capital lucha por adaptarse al crecimiento poblacional
724 especies, se calcula, habitan en todo el país


Otro  caso que llama la atención de Morales es el  de una especie de cenzontle migratorio —Catharus ustulatus—, que todos los años viaja de los bosques de Cayalá  hacia EE. UU. para reproducirse, y  regresa en busca del mismo árbol, lo que  muestra la fidelidad a su hábitat, lo que le  preocupa debido  el avance de la deforestación.

Luis González, encargado de monitoreo de aves, de la Fundación para el Ecodesarrollo y la Conservación, comentó que una buena parte de las más de 160 especies de aves que viven en la capital lucha  por adaptarse al crecimiento poblacional. En todo el país hay unas 724 especies.

González señaló que  en condiciones como las de la capital, donde abunda la contaminación, las construcciones, la  deforestación y el tráfico, todas las aves son vulnerables.

Refirió  que  en la capital ya es difícil apreciar guardabarracos, colibrís y picaflor canelo, pues las plantas de las que se alimentan han ido desapareciendo.

De acuerdo con González, del total de aves migratorias de Guatemala,  menos del 50% logra regresar, debido a la falta de alimento y tráfico ilegal.

En la capital, en  el Parque Ecológico Cayalá, entre las zonas 5 y 16, viven unas 117 especies; en  Canajuyú, zona 16, 80; y en  Atiguán Raxé, zona 17,  86, gracias a los proyectos de  conservación que se promueven.

Esperanzas

Las  cosas no son tan oscuras  para todas las especies, pues se ha documentado que algunas logran adaptarse a los cambios; por ejemplo,  en la zona 5 se tiene identificada una familia de pericos verdes de unos 55 ejemplares, y otra en Vista Hermosa, zona 15, de 80.

También se ha detectado en el área metropolitana a 12 ejemplares de perico de nuca amarilla, una especie en peligro de extinción.

De acuerdo con fuentes del   Consejo Nacional de Áreas Protegidas  (Conap), en todo el país hay unas 30 especies de aves en peligro de extinción. Esa lista la encabeza  la guacamaya roja, el loro cabeza azul, loro nuca amarilla, el quetzal y el pavo de cacho.

Héisel Arreola, asesora en Vida Silvestre del Conap, comentó que además del crecimiento poblacional, las aves también  son afectadas por  el avance de la frontera agrícola,  ganadera e  industria, lo que causa disminución de las poblaciones.

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