Sebastián López, conocedor de los ritos de esta actividad, explicó que esta tradición viene de los antepasados y se celebraba antes de la llegada de los españoles a este territorio.
Añadió que la danza se presenta en la canícula de invierno, cuando cofradías, convites y bombas pirotécnicas alegran la feria patronal.
Tradición
López afirma que para buscar el palo se pide a la madre naturaleza que ella dé su visto bueno, lo cual se consigue por medio de ceremonias y vigilias. En este lugar de Paguesa es donde se conservan aún los árboles más grandes del municipio, y probablemente del departamento.
“El fuego sagrado nos dice si el palo que escogimos es el indicado. Luego de la primera ceremonia de aviso, se colocan velas en el árbol para pedirle permiso para cortarlo, y para ellos se reza y se coloca aguardiente y velas de sebo, que representan a los antepasados”, detalla.
Unos 500 hombres trasladan el árbol al centro del municipio, donde se hace un agujero de unos tres metros de profundidad para colocar el árbol.