Ciudades

Cambios culturales han influido en la pedida de mano

La tradición de pedir la mano de la novia unos meses antes de la boda aún se mantiene, principalemente en la provincia,   pero según historiadores, ha cambiado por factores económicos, culturales y sociales. 

Gerber Ajpop, el día de su boda con Kenny Marroquín, en Patzún, Chimaltenango. (Foto Prensa Libre: Cortesía).

Gerber Ajpop, el día de su boda con Kenny Marroquín, en Patzún, Chimaltenango. (Foto Prensa Libre: Cortesía).

El desfile de canastos con comida, a veces por varios días, bailes y cenas con las que el novio agasajaba a la familia de su amada para pedir la autorización de los padres para casarse con ella se han transformado en los últimos años. 

El historiador Fernando Urquizú indicó que las pedidas varían por la situación económica de la pareja o de las familias. Agregó que esa tradición forma parte del patrimonio intangible de los pueblos y está muy relacionada con la cultura, por lo que es diferente en el oriente, en occidente y en el área central del país.

“En esto hay una costumbre de carácter indígena y en la tradición hispánica es más o menos lo mismo”, señaló.

Los cambios

Urquizú añadió que la pedida de mano ha cambiado conforme avanzan las costumbres liberales.

En la Constitución Política de Guatemala se define el matrimonio, pero también está lo que establece la tradición popular.

Antes había tradiciones populares para que las patojas no se fijaran en cualquier hombre. Por ejemplo, la leyenda del Sombrerón era una forma de sujeción, pero una pedida de mano es un compromiso para llegar al matrimonio.


Según el historiador, la pedida de mano ha cambiado en el área urbana en la forma de socializar, ya que algunas parejas se conocen a través de una fotografía o una cita, mientras que antes se conocía a la señorita, se les pedía permiso a los padres para bailar con ella y existía un conocimiento verbal.

En la actualidad, el conocimiento es informático, no de persona a persona. El experto refirió que los cambios materiales de vida que determinan cambios culturales han influido en esa tradición.

Compromiso de pareja

“Antes había tradiciones populares para que las patojas no se fijaran en cualquier hombre. Por ejemplo, la leyenda del Sombrerón era una forma de sujeción, pero una pedida de mano es un compromiso para llegar al matrimonio”, expresó.

El historiador Aníbal Chajón explicó que la pedida de mano y la boda le da a la mujer el respaldo ante la comunidad, ya que se respeta su matrimonio.

Señaló que la joven que huye con el novio carece de respaldo de la familia y de su comunidad. 
Añadió que desde el dominio español los frailes promovían matrimonios jóvenes porque eso permitía cierto beneficio económico, y los obispos criticaban esa práctica y pedían a los curas que no la fomentaran.

“La tecnología permitió que exista mayor comunicación con otras sociedades, por lo que las personas han adoptado esos patrones, pero también es parte de los cambios sociales y costumbres”, resaltó el experto, quien añadió que no se puede impedir un cambio, pero el hecho de que se conserve el ritual significa que continúa la vigencia de esos principios.

Una experiencia 

Gerber Ajpop, quien en el 2015 contrajo matrimonio con Kenny Marroquín, luego de cinco años de noviazgo, en Patzún, Chimaltenango, recuerda que los padres de ambos se reunieron para acordar la fecha de la pedida de mano. A los pocos meses, él y sus padres llegaron para el ritual y llevó canastos de pan para la familia de la novia.

Ajpop explicó que el día de la boda, él y su familia fueron a traer a su prometida a su casa para dirigirse a la municipalidad local para la boda civil. Después caminaron hacia la iglesia, donde, con una ceremonia, pidieron “la bendición de Dios”.

Nuevas costumbres

En febrero último, un restaurante en la ruta entre Cobán y San Pedro Carchá, Alta Verapaz, fue el escenario para que Julio González entregara un anillo de compromiso a Alejandra Pivaral, quien le dio el sí para unir sus vidas.

Luego, la pareja tomó la decisión de informar a los padres de la novia para recibir su bendición en ese camino al matrimonio.

Julio González y Alejandra Pivaral, luego de que ella aceptó la solicitud de matrimonio y aceptó unir sus vidas en matrimonio. (Foto Prensa Libre: Cortesía).

ESCRITO POR:

Óscar García

Periodista de Prensa Libre especializado en periodismo comunitario e historias humanas con 12 años de experiencia.

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