Chimaltenango

Catean casas de integrantes de banda de secuestradores

Agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) efectuaron ayer seis allanamientos en  las aldeas Agua Dulce, El Llano y 29 de Diciembre, Zaragoza,  Chimaltenango, en busca de pruebas contra presuntos integrantes de la banda los Psicópatas, capturados el jueves último.

Artículos encontrados en allanamiento de vivienda de supuesto  secuestrador en Zaragoza, Chimaltenango. (Foto Prensa Libre: José  Rosales)

Artículos encontrados en allanamiento de vivienda de supuesto secuestrador en Zaragoza, Chimaltenango. (Foto Prensa Libre: José Rosales)

ZARAGOZA – Édgar Raxa, Dionisio Galindo, Roberto Chiquibal, Manuel Peneleu, María Marroquín y Andrés SinajSaquil fueran detenidos   en Zaragoza, sindicados de haber cometido  al menos seis secuestros en ese departamento.Carlos Tohom, jefe de la Comisaría 73  de Chimaltenango, informó que el primer allanamiento  fue  en la vivienda de  Raxa, en  El Llano, donde fue localizado un  celular.

El segundo, en  Agua Dulce, donde vivían Galindo y Marroquín. En el lugar fue hallado un móvil y un chip. En otros dos cateos  no se logró recabar indicios, a pesar de ser el área de operaciones.

Otro inmueble revisado fue una vivienda ubicada entre   El Llano y Agua Dulce,  donde vivían  Chiquibal y  Peneleu. Fueron encontrados tres celulares y un bate.

El último allanamiento fue en la casa número 45, aldea 29 de Diciembre, en la cual residía Sinaj Saquil, líder de la célula. Allí  hallaron  gorros pasamontañas,  guantes, cinco celulares, cuatro chips y tres cadenas.

En varias de las viviendas  también encontraron libretas bancarias.

Manera de operar

Carlos Tohom, jefe de la comisaría de la PNC en Chimaltenango, indicó que esta estructura criminal primero identificaba a sus víctimas, luego reconocía los lugares que frecuentaban y los horarios en que salían a la calle.

Los secuestros los cometían los viernes, con el objetivo de prolongar la negociación el sábado y conseguir el pago del rescate el domingo.

Esta banda exigía sumas de más de Q50 mil para liberar a cada secuestrado, el cual era trasladado a un área boscosa de la aldea 29 de Diciembre, en Zaragoza.

Para impedir que las víctimas los deletaran, las introducían en un pozo artesanal de unos tres metros de profundidad, donde les arrojaban comida. En algunos casos, las víctimas eran torturadas para que los familiares accedieran a pagar el rescate.

*Con información de José Rosales

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