Montúfar sufrió la dura experiencia por la que pasan miles de familias guatemaltecas en la actualidad: la muerte de un pariente cercano a causa del covid-19.
“Mi padre falleció en agosto del año pasado en el área de covid-19. Después de esa dura experiencia, sin saber nada de él, tuve una idea, pues vi la necesidad de que las personas enfermas tengan comunicación con su familia”, relata Ángela Montúfar.
Según su testimonio, al principio las personas no veían con optimismo la idea, pues pensaban en el riesgo que se corría al acercarse a pacientes con la enfermedad, pero eso no fue impedimento para que continuara con su idea: llevarles tranquilidad y, a la vez, esperanza a los enfermos y sus familiares.
“Me decían que ¿por qué me metía?, que ¿para qué?, que si ¿no quería a mi familia? Pero ya ahora que veo el beneficio para los pacientes, sé que vale la pena. Vale cada segundo y cada minuto que lleva estar adentro –del área de pacientes– y realizar esas videollamadas”, agrega Montúfar.
Los médicos y enfermeras que están a cargo del área de covid-19 aseguran que las videollamadas han ayudado en la recuperación de los pacientes, pues esperan ansiosos el día que tienen asignado para poder comunicarse con sus familiares.
Una de las recomendaciones que se les hace a los familiares es que, durante la videollamada, esté todo el núcleo familiar, que traten de no llorar y que les den ánimos a su pariente enfermo. Que les demuestren cariño y que les lleven algún detalle como globos, carteles o fotografías, para que se sientan queridos y esperados en casa.
“Cuando vi a mi esposo me puse feliz. Mis hijos le decían “papi, te amamos”. Para nosotros fue una gran paz y todos nos tranquilizamos de verlo a través de la videollamada”, indicó la pareja de uno de los pacientes beneficiados con la iniciativa.
Chimaltenango es uno de los departamentos más afectados por contagios de coronavirus según la última actualización del Sistema de Alertas Sanitarias del Ministerio de Salud, emitida el 7 de agosto del 2021.
Según el reporte, Patzún y Santa Cruz Balanyá, son los únicos municipios que se encuentran en alerta naranja; el resto de los 16 está en alerta roja.
A escala nacional, hay 263 municipios en rojo, 51 en naranja y 26 en amarillo. Ninguno está en verde.