Tras haber sido aprehendido, Bunda expresó: “Uno de los guardias que me custodiaban se durmió; mientras, el otro aprovechó para tener relaciones sexuales con una mujer que cuidaba a su esposo, de 76 años, quien se encuentra grave en ese hospital, por lo que pude llevarme el arma AK-47 y una pistola 9mm del equipo de los custodios, pero no lo hice porque ese no era mi propósito”.
Pablo Castillo, vocero de la PNC, señaló que cuando Bunda fue recapturado se encontraba en la frontera con Honduras, junto a Otto Byron Díaz García y Miguel Ángel Antón Felipe, quienes lo acompañaban y se presume que lo ayudarían a abandonar el país, y a cambio recibirían Q600 de pago.
“Me fugué porque tanto los agentes penitenciarios como los de la PNC me extorsionaban. Los que me trasladaron días anteriores a la capital para que me hicieran un examen especial me pedían Q1 mil 500, porque tuvieron que estar dos días en esa ciudad, y como no estuve de acuerdo me torturaban con los grilletes”, declaró Bunda.