“En los primeros días me transporté en bus, pero llegué bien tarde y me perdía las clases, porque comienzan a las 5.30 p. m., y no puedo salir antes de las 5 de mi trabajo”, comentó.
Las dificultades de los jóvenes para llegar a la universidad no se concentran solo en el tránsito, sino también en la falta de autobuses. Las colas que deben formar para abordar una unidad de Transmetro o Transurbano, o la falta de buses convencionales cuando se atenta contra algún piloto.
Más problemas
En la Usac, otros problemas, según los estudiantes que viajan en vehículo, son los atascos que se forman en el ingreso y la falta de espacio para estacionarse. A eso se suma que se parquean lejos del edificio donde reciben clases, y a pesar de que hay un bus interno, prefieren caminar.
“No hay parqueo. Habilitaron más espacios, pero aun así debo dar la vuelta por la universidad para encontrar un lugar, y ya cuando lo encuentro y en lo que camino al edificio, me he perdido el primer curso”, lamentó Nahomi Gómez, estudiante de Ciencias de la Comunicación.
Los problemas no solo se dan en la Usac, también en la Universidad Rafael Landívar, zona 16, donde desde hace un año ha sido irregular el servicio de la ruta 2, a raíz de las extorsiones. De 30 buses, solo circulan seis. Por lo que llegar desde el centro de la ciudad es una verdadera proeza. Quienes utilizan transporte público deben abordar hasta dos buses.
“Se piensa que por estudiar en esta universidad no necesitamos el transporte público”, indicó Armando González.
Para Cinthia Romero, estudiante de Arquitectura de la Universidad Mariano Gálvez, las dificultades para movilizarse son muchas, así que se levanta más temprano y se ejercita, para liberar el estrés.