Su desaparición ocurre en momentos en que la carrera del cantautor comenzaba a emerger a pesar de un sinnúmero de tropiezos.
Yuliana De León, madre del Zoel, en medio de la dura situación que vive la familia compartió datos sobre la vida de su hijo a quien espera volver a tenerlo entre sus brazos y escucharlo cantar la música que a Zoel le gustaba.
José Zoel Cruz, nace un 5 de noviembre de 2001, en el oriente de país. Su progenitora cuenta que fue la alegría de la familia Cruz de León.
Sin embargo, cinco meses después de su nacimiento, a su madre y a él les tocaría vivir una tragedia: en un accidente de tránsito murió el papá de José Zoel.
El niño conoció a su padre a través de los relatos su madre. “Siempre lo recordaba en las fechas importantes para él”, comentó Yuliana.
“A los ocho años, Zoel comienza a cantar canciones de Los Huracanes Del Norte –grupo mexicano–. Jugaba con un pedazo de cartón doblado por la mitad a que era su acordeón”, cuerda la madre del artista.
“Un día pasé por una paca, vi un acordeón –de juguete– y se lo compré; él se ponía camisas cuadriculadas y cantaba”, dijo Cruz.
A los 12 años, Zoel comenzó a destacar entre sus amigos de los básicos por sus interpretaciones artísticas.
Graduado de perito en Administración de Empresas, el cantante ingresa en la universidad, en Zacapa, pero la pandemia lo obliga a postergar el sueño de una licenciatura.
Su sueño de abrir un concierto a uno de los grupos mexicanos de música regional o banda, llegó con el concierto que ofreció en Guastatoya José Alfredo Ríos Meza, conocido como “El Komander”.
“Su sueño se hizo realidad. Le abrió el concierto a “El Komander”; también le abrió el concierto a Edwin Luna y La Trakalosa de Monterrey”, recuerda la madre del joven.
A pesar de las presentaciones que el artista ofrece y del esfuerzo que conlleva la carrera de cantautor en Guatemala debido a que no hay apoyo, este año José Zoel buscó contratar los servicios de un manager, pero abandonó la idea al darse cuenta que sus ganancias se reducirían considerablemente.
Para Yuliana, vivir con la angustia de no saber dónde está su hijo “es un impotencia”. “Llevo cuatro días sin poder comer ni dormir”, cuenta.
“Cómo madre, como ser humano, mi hijo no es de los que son brincones, es un buen muchacho”, explicó De León.
La desaparición de su hijo, le mostró a Yuliana la solidaridad y el apoyo de cientos de personas. “Juro que jamás me imaginé el amor que mi pueblo y el mundo le tiene a mi hijo”, concluyó la madre.