En el lugar funciona más de una docena de negocios, pescadores artesanales venden productos recién sacados del mar, expresó Henry Solís, de la pescadería Mayerly.
En los alrededores, comedores y restaurantes ofrecen comidas marinas; además, el visitante puede pedir que cocinen el pescado y mariscos que compra en el mercado.
Solís resaltó que entre la carne de pescado más cotizada se encuentra la de pargo y róbalo, que por su sabor se vende a Q15 la libra.
La vendedora Mayra Pivaral comentó que también hay especies con precios más accesibles, como curvina, ronco y dorado, cuyo precio oscila entre Q10 y Q15 la libra. También hay especies que cuestan hasta Q5 la libra.
José Lemus, de la pesquería Jaquelin, expuso que empiezan a atender a las 6 horas. Afirmó que tienen clientes de restaurantes de la capital que los llegan a buscar, debido a la calidad del producto y el buen precio.
“Para nosotros es importante que los clientes sepan que no solo adquieren productos de calidad y frescura, sino contribuyen para que cientos de familias que viven de la pesca artesanal tengan ingresos, y que este es un oficio que está desapareciendo, debido a la pesca industrializada”, expresó.