“Al recordarme de lo que pasó me da un poco de tristeza, pero agradezco estar con vida. Mi traje sí se perdió, ya no lo pude recuperar y que mal que no tengamos equipo”, refirió.
Martínez recuerda que el 2 de mayo de 2018 acudió en apoyo para apagar un incendio forestal en el fondo del barranco en el área de las Charcas, zona 11 de la capital, pero el fuerte viento expandía las llamas y el humo, lo cual le ocasionó problemas para respirar.
“Cuando llegué había cinco o cuatro bomberos que no eran suficientes para apagar el incendio forestal”, explicó.
“Cuando quedé encerrado por el humo inmediatamente tuve problemas para respirar y me sentí agotado y estaba a unos 500 metros de donde estaba el centro de comando, a unos 300 metros estaba mi compañero más próximo. Cuando me sentí mal grité, pero nadie me escuchaba por el ruido de las motobombas, gritaba y gritaba, pero nadie me escuchaba”, recuerdó.
Martínez de 62 años, indicó que finalmente su compañero Erick Pérez Arrollo lo escuchó y fue en su auxilio, pero también fue afectado por el humo y ambos quedaron en medio de las llamas.
“El incendio nos atrapó a los dos, pero por obra de Jehová aparecieron los bomberos forestales de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres y ellos nos ayudaron a salir, fue difícil porque el terreno era inestable, cuando me agarraba de un arbusto se desprendía todo porque el lugar era arenoso”, aseveró.
Lea también: Incendios en Petén amenazan a especies en peligro de extinción
Martínez dice recordar poco el momento en que salió del barranco ya que quedó inconsciente.
Con semblante de satisfacción expresó que lo que le salvó la vida fue la hermandad y la lealtad entre socorristas, la cual es importante, pues todos dependen de todos para trabajar en equipo.
“No debe haber enemistad entre nosotros. Nuestro lema es, entran dos salen dos”, mencionó.
Martínez tiene 38 años de ser bombero y dice que a pesar de esos incidentes no abandonará la profesión.
Solidaridad
Érick Pérez Arrollo tiene 36 años de edad, ocho de estos ha sido socorrista, seis en la guardia permanente. En su relato indicó que cuando llegaron al lugar el incendio era extenso y, luego de ponerse el equipo necesario, unieron las mangueras para combatir el fuego.
“Primero se analiza el área y se determina la dirección del viento, así como el tamaño y la densidad de la maleza”, explicó Pérez, quien añadió que se quemaba hojarasca rodeada de árboles grandes.
Recordó que junto a Martínez combatían el incendio cuando se terminó el agua, por lo que su compañero con una pala trató de mover de lugar la hojarasca, para evitar que el fuego avanzara.
Pérez Arrollo refirió que el esfuerzo de Martínez fue en vano, ya que en segundos el fuego lo envolvió.
“Escuché los gritos de mi compañero que pedía ayuda”, expresó. Agregó que se encontraban en una ladera y la manguera más cercana se ubicaba a unos 20 metros, por lo que sin pensarlo se acercó a donde estaba Martínez para rescatarlo, pues haberlo dejado solo pudo haber significado que muriera carbonizado”, relató.
El socorrista refirió que para salvar a su compañero lo tomó por la chaqueta para sacarlo del fuego y sofocar las llamas de su equipo y el casco protector.
El fuego no le causó lesiones, pero la situación empeoró, pues la inhalación de humo causó que Raúl Martínez perdiera el conocimiento y eso impidió que lo llevara a un lugar más seguro.
“El fuego lo teníamos a unos 25 o 30 centímetros de distancia”, afirmó Pérez.
Añadió que trató de motivar con palabras a su compañero, pues movilizarlo era difícil por el intenso humo y lo empinado del barranco. Uno de los pasos fue quitarle la chaqueta y el casco a Martínez para tratar de ventilar su cuerpo. Para alejarse de las llamas recuerda que lo jaló por lo tirantes, pero estos se zafaron del pantalón y este se deslizó unos metros hacia abajo.
En ningún momento abandonó a Martínez y el pensamiento era que morirían quemados.
“Pensé que moriríamos. Tengo esposa, cuatro hijos y a mi madre. Pensé que quedarían solos y que nunca los vería graduados de la universidad”, comentó Pérez.
Pérez gritó pidiendo auxilio, y rogaba a Dios que detuviera el fuego. Luego, entre el humo, sus compañeros lo escucharon y accionaron para llevar mangueras y controlar las llamas.
El humo y el calor afectó las vías respiratorias de ambos, por lo que recibieron atención médica.
Contenido relacionado:
> Bomberos denuncian robo de baterías de unidad contra incendios
> Si no es emergencia, no llame a los bomberos
> Bomberos se enfrentan a todo tipo de peligro para servir a la población