Desde que comenzó sus estudios ha cumplido con sus tareas educativas todos los fines de semana, consciente de haber enfrentado obstáculos a diario y perder sueños por la falta de estudios.
Heridas de la vida
La vida de Humbertina está marcada desde que tenía 7 años, cuando fue adoptada al perder a sus padres, ambos por muerte natural, y luego por quedarse viuda años después, al haber perdido a dos esposos en diferentes tragedias.
Humbertina, la segunda de cuatro hermanos, ha trabajado como doméstica, panadera, en maquilas, y en los últimos años se ha dedicado a la costura y a vender lociones para “no aburrirme”.
“Quiero seguir estudiando, no quiero tirar la toalla, pienso seguir los básicos,ahora me gustan los números, quiero ser perita contadora como mis nietos si Dios me lo permite, espero que me de esos años”, dice Humbertina mientras sonríe.
La anciana cuenta que su padre murió debido a un tumor en la cintura, dos años después también falleció su progenitora, aunque no recuerda “que fue lo que la postró en una cama durante semanas y lentamente murió”.
Recuerdos de él
Ortíz nació en Jalapa pero a raíz de quedarse sin padres y sin familiares que se hicieran cargo de ella, fue adoptada por una mujer amiga de su madre, que le enseñó a cocinar y a elaborar pan.
Hablar de sus esposos le quiebran la voz a Humbertina, pero no detiene su relato. Su primer pareja murió por balas perdidas en una abarrotería en Zacapa.
“Él estaba en la tienda, parado. En eso un hombre disparó por la ventana para darle a la dueña de la tienda pero mi esposo recibió las balas, son recuerdos muy duros de hace 50 años, hay muchas fotos de él”, refiere Ortíz.
Años después conoció a su segunda pareja, pensó que no volvería a sentir el dolor de perder a un ser amado pero siete años después de conocerlo la tragedia llegó de nuevo, su compañero de hogar quedó bajo un alud de tierra cuando trabajaba en la construcción de un colector.
Actualmente sus hijos de 57,42, y 40 años, la apoyan moral y económicamente, pero a pesar de ese respaldo y de sus enfermedades, se le ve caminar por las calles de Planes de Villa Nueva, zona 5 de ese municipio, lugar donde reside. Su faena es para llegar a la escuela o vender lociones y de esa manera “ajustar las ganancias de la venta”, a la pensión del seguro social que recibe por la muerte de su segundo esposo.