Desde hace ocho años viaja de la aldea Montúfar, donde vive, al caserío, a unos 30 kilómetros. Antes lo hacía en bus, pero para llegar hasta la escuela debía caminar cinco kilómetros. Ahora tiene una motocicleta.
“A pesar del sacrificio, tengo la satisfacción de ver a los niños desarrollarse. Algunos de mis alumnos han empezado los básicos e incluso una carrera”, expresó Chamalé.
El maestro, quien es respetado por vecinos que reconocen su esfuerzo, dice que vivió las mismas penalidades de los niños al estudiar en una casa de lamina. “Es duro y difícil”, comentó.
La comunidad, enclavada en una cerro rodeado por el río Motagua, es uno de los lugares en los que las autoridades locales buscan impulsar el desarrollo del municipio a través de la educación, en los que proyectaron, hace un año, la construcción de cinco escuelas y la ampliación de tres.
En Pixcayá, el calor es intenso y los niños caminan entre árboles de tamarindo para llegar a la escuela, en una pequeña casa alquilada, de block y lámina.
Rolando Batres, presidente del Consejo Comunitario de Desarrollo (Cocode), había habilitado en su vivienda una covacha de lámina para albergar a los estudiantes; sin embargo, el calor es sofocante y buscaron una alternativa.
“Esperamos siete años para que escucharan nuestra petición. Ahora, a la nueva escuela solo le falta que le coloquen las puertas y ventanas. Primero Dios a finales de mayo será inaugurada”, dijo Batres, visiblemente emocionado.
“Esperamos siete años para que escucharan nuestra petición. Ahora, a la nueva escuela solo le falta que le coloquen las puertas y ventanas. Primero Dios a finales de mayo será inaugurada”.
El líder comunitario cambia de semblante cuando hace énfasis que en la comunidad no hay un instituto de educación media y los jóvenes deben viajar a Pachalum, Quiché, que es el lugar más cercano, a 14 kilómetros del caserío.
“Es más difícil en la temporada de invierno, cuando el río crece y los estudiantes deben utilizar una cuerda y una garrucha para pasar al otro lado. También se enfrentan a la inseguridad”, lamentó.
La Municipalidad, con fondos del Consejo Departamental de Desarrollo (Codede), inició la construcción de la escuela el 27 de octubre último, con inversión de Q897 mil 733.06, y el avance de la obra es del 90 por ciento, informó Saúl Herrera, supervisor de obras de la comuna.
En el Sistema Nacional de Inversión Pública (Sinip) se describe la obra como un edificio que consta de tres aulas de 70 metros cuadrados, cada una, con capacidad para albergar de 32 a 40 estudiantes.
Añade que el edificio es de un piso —de terraza—, que incluye un módulo de servicio sanitario, salón para director y una cocina.
La escuela fue construida en la cima del cerro, a unos 300 metros del río Motagua. “Es el lugar más seguro”, dijo el representante del Cocode.
Actualmente sostienen pláticas con el dueño de un terreno frente a la nueva escuela y si se concreta la compra de esa propiedad se convertiría en el espacio de recreación.
En Pixcayá, donde predomina la pobreza, viven 23 familias —unas 200 personas, de las cuales 65 son niños—. Muchos habitantes del lugar han migrado, pues 60 —el 30%— se encuentran de manera ilegal en Estados Unidos.
No pierden la alegría
Osiel Cifuentes Batres, estudiante de cuarto primaria y presidente de aula, ve con alegría el avance de la construcción de la escuela.
mil 733.06 es la inversión que hizo la Municipalidad de San Juan Sacatepéquez en la construcción de la escuela.
“La tarraza es fresca y no se siente calor. Con mis primos venimos a observar cómo avanzan los trabajos y queremos venir a estudiar aquí”, comenta Cifuentes al señalar la construcción.
Cristian Cifuentes Estrada y Andy Noé Cifuentes Roca, dos estudiantes de primero, dicen que cuando sean grandes quieren ser como su maestro, Juan Francisco Chamalé.
“Él nos enseñará a leer y nosotros queremos hacer lo mismo con otros niños”, dijo el pequeño Andy, de 7 años.
Belkin Roca y Glenda Marcela Cifuentes, de quinto y tercer grado, respectivamente, coinciden en que la nueva escuela es “muy bonita”. Dicen que sus padres se dedican a la siembra de frijol y maíz.
La gestión del alcalde Lázaro Pirir Equité invirtió Q7 millones 778 mil 652.09 —entre 2016 y 2017— en la construcción de cinco escuelas y la ampliación de tres más.
Israel Méndez, coordinador de Comunicación Social de la Municipalidad, expuso que una de las prioridades de Pirir Equité es la construcción de escuelas porque reconoce que es la puerta al desarrollo del municipio.
Méndez refirió que la construcción de las escuelas Filadelfo Ortiz, Belarmino Molina y Monte Carmelo 3, que ya fueron inauguradas, son obras de arrastre, lo mismo que la de la colonia Condados, cuya construcción se reinició recientemente.
Otras escuelas
Estos son otras escuelas que construye la comuna, sus costos y el porcentaje de avance
- Escuela de aldea Cruz Blanca: costo, Q896 mil 665; avance, 85%.
- Caserío San José Lo de Ortega: costo, Q897 mil 264; avance, 85%.
- Caserío Los Cencerros: costo, Q1 millón 494 mil 200; avance: 85%.
- Caserío Pixcayá, costo: Q897 mil, 733.06; avance: 90%.
- Colonia Monte Carmelo 3, costo, Q899 mil 232; avance, 100%.
- Colonia Condados, ampliación de escuela: costo, Q899 mil 485; avance, 60%.
- Caserío Patzanes 2, ampliación: costo, Q895 mil; avance: 100%.
- Ciudad Quetzal, ampliación de instituto: costo, Q899 mil 172; avance, 100%.