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Hace dos meses que la familia Álvarez Ibáñez arriesga la vida por Q1 mil 200 al mes, suma que les pagan los propietarios del Circo Hermanos Ponce por alimentar a los felinos, además de una llama y un camello que permanecen en un terreno de San Rafael, El Jocotillo.
Ese lugar fue el escenario de lo que muchos califican como una escena de terror, pues el lunes último, el jefe de la familia, Cipriano Álvarez, de 55 años, fue atacado por dos tigres cuando quiso darles agua.
La situación de la familia se complicó hace cinco meses, cuando Arcadia Ibáñez, 65, esposa de Cipriano, quedó postrada por padecer distintas enfermedades. Su estado de salud es delicado.
Sus hijos se turnan para cuidarla, pues necesita atenciones especiales, ya que le cuesta movilizarse. “Quiero aliviarme”, expresa Ibáñez con la voz fatigada; mientras su esposo se recupera en el Hospital Regional de Cuilapa, Santa Rosa.
No tienen a dónde ir
La falta de opciones de vivienda obliga a Cipriano, su esposa, dos hijos y dos nietos a permanecer en el lugar, pese a que las jaulas de los felinos están a escasos metros de la casa de bloc y lámina que comparten.
Narra tragedia
Brenda Álvarez, hija de Cipriano, narró cómo su padre sufrió el ataque. Ella quiso ayudarlo, pero debido a la fuerza de los tigres no pudo.
Ahora tiene claro que viven en constante peligro, principalmente porque hay niños que con facilidad pueden acercarse a las jaulas. “Me quitaron la vida, qué haré sin mis brazos, dijo mi padre entre el dolor”, comentó.
“Como pude defendí a mi padre para que los tigres no lo agarraran de la cabeza. No es fácil ver lo que yo vi. Ya nadie le devolverá a mi padre lo que él perdió”, manifestó Álvarez.
“Qué haremos ahora, si tu mamá está enferma”, recuerda Brenda que le dijo su padre, a quien calificó como un buen padre.
Temor en la noche
Lusbin Álvarez es hijo de Cipriano y aún se encarga de alimentar a los animales. Añade que está impactado por la situación de su padre, quien no podrá trabajar por la pérdida de ambos brazos.
Este jueves indicó que el temor ha aumentado en el sector, pues la noche del miércoles último, los tigres pasaron desesperados y se escuchaba que somataban las jaulas. “Tenemos miedo”, relató.
Los afectados dijeron que un abogado que representa al circo les aseguró que serán indemnizados, pero la cantidad ofrecida no compensa el daño causado a su padre.
Según vecinos, el peligro es latente, pues las jaulas no parecen seguras en la parte del techo y temen que en cualquier momento un felino salga y cause más víctimas.
Si usted desea ayudar a esta familia, se puede comunicar al número 50073836 con Lusbin Álvarez.
El Circo Hermanos Ponce, propietarios de los animales, está instalado en la zona 18. Se intentó conocer su versión de los hechos, pero se negaron a dar declaraciones.