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Hospital de accidentes no se da abasto para atender emergencias

El hospital de accidentes del IGSS atendió a 435 personas lesionadas en accidentes tránsito ocurridos el fin de semana último, lo que sobrepasó su capacidad de  atención, que es de 360 pacientes.

Jonnhi Contreras, espera que el tiempo pase rápido y con él su recuperación. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

Jonnhi Contreras, espera que el tiempo pase rápido y con él su recuperación. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

Las autoridades se encuentran en alerta debido al posible incremento de percances que pudieran generarse durante la celebración de las fiestas de fin de año.

En los pasillos de ese hospital, decenas cuentan sus historias de preocupación y pena, en algunos casos de arrepentimiento. Muchos esperan esperan recuperarse para antes de la Navidad, otros, los más desafortunados, deberán esperar a una cirugía o un tratamiento mayor. 

Prensa Libre visitó el hospital y conversó con algunos de los pacientes recluídos y contaron cómo ocurrieron los percances en los que resultaron heridos. 

Guillermo Arturo García Tánchez:

El 10 de diciembre iba a las 9 horas para mi trabajo, al centro comercial Metronorte. Salí de mi casa, en la Atlántida, zona 18, y manejé mi motoneta para llegar rápido. Choqué contra un camión en una de las curvas  de la 7a. calle hacia la calzada La Paz, casi al llegar al cementerio Las Buganvilias.


Todo pasó porque las curvas son cerradas, y en bajada yo me abrí para observar si venía algún vehículo. El chofer del camión  hizo lo mismo, y topamos en las partes laterales cuando ambos hicimos ese giro. Creo que nadie tuvo la culpa porque nadie se salió del carril, pero las curvas son cerradas y usualmente los vehículos tienen que abrirse para tener mejor visibilidad.

Hay otro factor que también influyó en el accidente, y  fue  el mal estado del sistema de frenos. La motocicleta la compré en noviembre, y desde que la empecé a usar me di cuenta de que los frenos no eran adecuados. No arreglé eso, y cuando iba en  bajada eso influyó para que también excediera la velocidad sin poderla reducir.

Si hubiera transitado más despacio de seguro hubiera evitado el accidente. Acepto que iba rápido y haberlo hecho con más prudencia hubiera impedido que estuviera en esta camilla con el fémur destrozado. Mi recuperación podría llevar  un año, eso si cumplo con las indicaciones de los médicos. De no tener una buena rehabilitación, podría pasar más tiempo en cama y sin poder trabajar.

Jonnhi Contreras García:

En mi accidente —ocurrido en la zona 12— no tuve la culpa. Iba en la motocicleta, y en ese cruce de la 14 avenida y 20 calle, lleva la vía quien transita por la avenida; el que viene por la calle debe frenar. El automóvil se desplazaba por la calle, y no frenó como lo indica la señal que está en esa esquina.

Cuando circulaba en la 14 avenida, yo cruzaría a la izquierda para continuar por la avenida Petapa. Cuando llegué al cruce de la 20 calle disminuí la velocidad y un vehículo que venía por la calle paró, entonces seguí conduciendo. El problema fue que otro automóvil que transitaba en el carril de la 20 calle no se detuvo y continuó directo a atropellarme.

Todo fue muy rápido, pero no pensé que un vehículo continuaría circulando cuando enfrente de la 20 calle hay una señal que indica el alto.

Estos accidentes son por imprudencia. Siempre soy precavido, porque acepto que al conducir motocicleta hay riesgos y más vulnerabilidad.  Por eso siempre cargo puesto el casco, chumpa gruesa, guantes, coderas, rodilleras y botas.

Si todos respetáramos la Ley de Tránsito, las colisiones y atropellos en las vías disminuirían. Es necesario que todos respetemos y cuando no se conozca la ruta ser más precavidos. En mi caso, la conductora del automóvil que me arrolló se comprometió a pagar la reparación de mi motocicleta.

Henry Daniel Hernández López

No sé cómo llegué a este hospital —de accidentes del IGSS—. Lo único que recuerdo es lo que pasó antes de mi tragedia.
 
Ese día hubo tantos factores que influyeron en mi accidente. El accidente ocurrió a las 17 horas. Antes había estado bebiendo cervezas con una amiga, y pese a no tener equilibrio decidí conducir la motocicleta hacia mi casa.

Transitaba rápido hacia mi casa y cuando escuché un ruido fuerte en la parte delantera de la motocicleta perdí el equilibrio. Es todo lo que recuerdo.

 
Mis familiares me explicaron que el accidente ocurrió porque la llanta delantera explotó. Cuando ellos me contaron eso yo hice consciencia de la imprudencia que cometí. Unas tres semanas antes  me di cuenta de que la llanta estaba muy deteriorada y era necesario cambiarla.
No hice el cambio de llanta a tiempo, y eso me puso en riesgo. Pude haber muerto por mi propia imprudencia.  Por esa caída quedé con ambos fémures quebrados,  el húmero derecho y  dos dedos de la mano izquierda fracturados. Rehabilitarme llevará un año, según los médicos.
A los motoristas les aconsejo  respetar la vida y la Ley de Tránsito. Si yo no hubiera tomado cervezas antes de conducir, si hubiera transitado despacio y si hubiera cambiado la llanta desgastada a tiempo, esto no me hubiera pasado.

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