Prensa Libre visitó el hospital y conversó con algunos de los pacientes recluídos y contaron cómo ocurrieron los percances en los que resultaron heridos.
Guillermo Arturo García Tánchez:
El 10 de diciembre iba a las 9 horas para mi trabajo, al centro comercial Metronorte. Salí de mi casa, en la Atlántida, zona 18, y manejé mi motoneta para llegar rápido. Choqué contra un camión en una de las curvas de la 7a. calle hacia la calzada La Paz, casi al llegar al cementerio Las Buganvilias.
Todo pasó porque las curvas son cerradas, y en bajada yo me abrí para observar si venía algún vehículo. El chofer del camión hizo lo mismo, y topamos en las partes laterales cuando ambos hicimos ese giro. Creo que nadie tuvo la culpa porque nadie se salió del carril, pero las curvas son cerradas y usualmente los vehículos tienen que abrirse para tener mejor visibilidad.
Hay otro factor que también influyó en el accidente, y fue el mal estado del sistema de frenos. La motocicleta la compré en noviembre, y desde que la empecé a usar me di cuenta de que los frenos no eran adecuados. No arreglé eso, y cuando iba en bajada eso influyó para que también excediera la velocidad sin poderla reducir.
Si hubiera transitado más despacio de seguro hubiera evitado el accidente. Acepto que iba rápido y haberlo hecho con más prudencia hubiera impedido que estuviera en esta camilla con el fémur destrozado. Mi recuperación podría llevar un año, eso si cumplo con las indicaciones de los médicos. De no tener una buena rehabilitación, podría pasar más tiempo en cama y sin poder trabajar.
Jonnhi Contreras García:
En mi accidente —ocurrido en la zona 12— no tuve la culpa. Iba en la motocicleta, y en ese cruce de la 14 avenida y 20 calle, lleva la vía quien transita por la avenida; el que viene por la calle debe frenar. El automóvil se desplazaba por la calle, y no frenó como lo indica la señal que está en esa esquina.
Cuando circulaba en la 14 avenida, yo cruzaría a la izquierda para continuar por la avenida Petapa. Cuando llegué al cruce de la 20 calle disminuí la velocidad y un vehículo que venía por la calle paró, entonces seguí conduciendo. El problema fue que otro automóvil que transitaba en el carril de la 20 calle no se detuvo y continuó directo a atropellarme.
Todo fue muy rápido, pero no pensé que un vehículo continuaría circulando cuando enfrente de la 20 calle hay una señal que indica el alto.
Estos accidentes son por imprudencia. Siempre soy precavido, porque acepto que al conducir motocicleta hay riesgos y más vulnerabilidad. Por eso siempre cargo puesto el casco, chumpa gruesa, guantes, coderas, rodilleras y botas.
Si todos respetáramos la Ley de Tránsito, las colisiones y atropellos en las vías disminuirían. Es necesario que todos respetemos y cuando no se conozca la ruta ser más precavidos. En mi caso, la conductora del automóvil que me arrolló se comprometió a pagar la reparación de mi motocicleta.
Henry Daniel Hernández López
Transitaba rápido hacia mi casa y cuando escuché un ruido fuerte en la parte delantera de la motocicleta perdí el equilibrio. Es todo lo que recuerdo.