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Luis Fernando, el titiritero en el Hospital General San Juan de Dios

Los martes y jueves la Pediatría y a la Unidad de Oncología del Hospital General San Juan de Dios, en la zona 1 capitalina, se transforman en un lugar alegre. Luis Fernando Reyes Cáceres, de 45 años, y su títere, el abuelo <em>Lalito</em>, han llegado.

El abuelo Lalito conversa con Julio García, de 10 años, en la Pediatría del hospital mientras Luis Fernando Reyes Cáceres da vida con su arte al personaje. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

El abuelo Lalito conversa con Julio García, de 10 años, en la Pediatría del hospital mientras Luis Fernando Reyes Cáceres da vida con su arte al personaje. (Foto Prensa Libre: Carlos Hernández)

Reyes Cáceres tiene cuatro hijos, trabaja como mensajero en su motocicleta, canta en iglesias evangélicas y dos veces a la semana se convierte en el ventrílocuo del hospital,  para sanar a la niñez a través de sonrisas.

Médicos y enfermeros del Hospital General San Juan de Dios han aceptado las visitas de Reyes Cáceres con la marioneta del abuelo Lalito, debido a que consideran que la convivencia con los niños mejora su autoestima y es una terapia sana.

¿Por qué visita a niños enfermos en el hospital ?

Es amor al prójimo, fue  Dios el que me trajo hace siete años a este hospital.

¿Cómo comenzó con las visitas?

Todo ocurre porque hace ocho años tuve un accidente en mi motocicleta y le prometí a Dios ayudar a la gente si sobrevivía, y pasó. Ahora cumplo.

¿Por qué se interesó en la niñez?

Cuando empecé a llegar al hospital lo hice con mi Biblia para predicar de Dios, pero vi que no impactaba solo con hablar, luego pasé por Pediatría y vi rostros tristes, padres destrozados y decidí dedicarme a ellos.

“Este personaje les habla con ternura, estira su brazo y los abraza, mueve los labios y los besa”. Luis Fernando Reyes Cáceres, titiritero.


¿Por qué utiliza títeres?

Le platiqué a un amigo acerca de mis visitas al hospital y que trataba de levantar los ánimos. Él me dio el consejo de usar títeres para los niños y acepté la sugerencia.

¿Cómo los consiguió?

Mi amigo Ricardo Lemus  me llevó al centro comercial Tikal Futura, entró a una tienda y me compró el títere de un anciano con cabello blanco, un viejito gracioso, el abuelo Lalito.

¿Cómo se presenta con el abuelo Lalito en la Pediatría?

Tuve que practicar en mi casa y con mis hijos la voz de un anciano por varios días. Uno de mis hijos me dio el visto bueno de mi actuación con el abuelo Lalito y decidí presentarme.

Los niños lo quieren y lo esperan cada semana. ¿Cómo logró ganarse el corazón de los pequeños?

Con la bendición de Dios, los niños se divierten con el abuelo Lalito. Además, yo les regalo juguetes y dulces cuando me alcanza el dinero. Mis hijos me ayudan a conseguir donaciones. Pero siempre decido irme a casa hasta que los niños sonrían.

¿De qué platica el abuelo Lalito con los pacientes?

Este personaje les habla con ternura, estira su brazo y los abraza, mueve los labios y los besa, es un ser vivo que los insta a luchar por seguir viviendo.

Muestra mucha felicidad durante las visitas ¿Ha tenido momentos tristes?

En un hospital siempre hay tristeza. Hoy puedo ver a un niño y de repente la próxima semana lo busco y los médicos me informan que falleció. Saber que no resistieron a la enfermedad es dolor puro. Ahora me tomo fotos y las guardo en mi álbum, ellos estarán siempre conmigo —relata mientras muestra el álbum de fotografías—.

¿Cómo afronta saber que murió un pequeño que visitó?

Es en memoria de esas personas que luchan con inocencia que Lalito sigue con la obra de visita y respaldo a los niños, lo que hago con apoyo de iglesias evangélicas. Cada muerte es un incentivo para seguir siendo el titiritero. La niñez es inocente y nos dan grandes enseñanzas.

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