Lorena Cano de Salazar, directora del centro educativo, aseguró que trabajan con tensión porque es una gran responsabilidad tener a los niños en un lugar en esas condiciones.
Explicó que, pese a que el peligro es constante, la comunidad educativa decidió regresar, pues el 90 por ciento de estudiantes son hijos de comerciantes informales y no pueden llevarlos por la tarde a otro edificio, como lo hicieron a finales del ciclo anterior.
Edificio antiguo
Cano informó que el edificio en deterioro fue construido desde hace 108 años; las paredes son de adobe; parte del piso, de madera y el techo, de lámina. Además, los fenómenos naturales ocurridos en los últimos 15 años le han causado muchos daños.
Señaló que el paso del huracán Mitch, en 1998, causó daños a la infraestructura, los cuales se agravaron con la tormenta Stan, en el 2005, y luego por el terremoto ocurrido en noviembre del 2012.
La directora del plantel añadió que durante el invierno del 2013 una de las paredes principales se inclinó hacia una de las propiedades aledañas, y que los pilares están apolillados, como el piso y demás áreas de madera en todo el edificio.
Cano puntualizó que, por esta situación, la Conred declaró el año pasado que el edificio es inhabitable, porque no reúne garantías de seguridad, y en su informe advierte de que puede desplomarse parte de la segunda planta.
Peligro constante
Docentes de la escuela refirieron que dejaron de utilizar uno de los módulos, pues las paredes están inclinadas, y que en el segundo piso los estudiantes no pueden sentarse todos al mismo tiempo o hacer movimientos bruscos porque se apaga la luz de la sala de maestros, que se encuentra abajo.
Por ahora, algunos escolares han sido acomodados en una bodega que se habilitó, mientras que el salón de actos no se puede utilizar porque del techo se desprenden fragmentos con frecuencia y cuando llueve, hay goteras.
El profesor Carlos Sosa indicó que hay riesgo de que ocurra una tragedia y que todos están conscientes de ello.
“Al ver la necesidad que hay del proceso educativo ponemos en peligro las vidas de los alumnos, pero no tenemos otro lugar adonde ir”, relató Sosa.
Agregó que las autoridades no han prestado la atención debida al caso, principalmente en términos financieros, y aunque han llegado autoridades y se han hecho dictámenes, nadie ha asumido la responsabilidad de la reconstrucción del edificio.
“Hay que esperar la voluntad de Dios”, dijo Carlos Cardona, un padre de familia que cuestionó el desinterés de las autoridades educativas en buscar solución al problema.
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Conscientes del riesgo
Bartolo López, director de Educación de Huehuetenango, afirmó que están conscientes del riesgo que corren los niños y maestros en la Escuela Urbana para Varones Domingo Morales.
Agregó que han recomendado a los padres de familia y maestros que buscar una alternativa que permita que los niños reciban clases en otro inmueble, pero al suscribir un acta ellos asumieron la responsabilidad de permanecer en ese edificio.
“No queremos lamentar, y sí prevenir. Al final, los alumnos, maestros y padres de familia deben obedecernos, porque sabemos el riesgo existente”, enfatizó López.