“En estos últimos cinco años hemos tenido la influencia de los efectos del fenómeno de El Niño en el sector agropecuario, con mayor incidencia en el Corredor Seco y se ha evidenciado un incremento en el tiempo de la canícula”, comentó Edwin Rojas, coordinador de Cambio Climático del Ministerio de Agricultura Ganadería y Alimentación (Maga).
Un informe del Programa de Clima e Hidrología del Instituto Privado de Investigación sobre Cambio Climático establece que los efectos del último ciclo de El Niño comenzaron a sentirse en el 2014, pero a pesar de que en febrero último proyectó un debilitamiento es uno de los más fuertes que se ha registrado desde 1982.
De acuerdo con proyecciones del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología, se cree que la temporada de lluvia se retrase para la tercera semana de abril, y última de mayo para la boca costa y litoral del Pacífico.
Magaly Arrecis, socioambientalista del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos, admitió que se registra un alto nivel de sequía en el comienzo del verano, pero señaló que el sistema meteorológico del país es cambiante y que no se pueden establecer con certeza los niveles de calor para las próximas semanas.
Impacto
Según el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales, el impacto del fenómeno de El Niño en el 2016 se verá reflejado en 11 departamentos, que incluye los ocho del Corredor Seco: Santa Rosa, Baja Verapaz, Guatemala, El Progreso, Zacapa, Jalapa, Chiquimula y Jutiapa; además, Huehuetenango, Quiché y Totonicapán.
Sydney Samuels, ministro de Ambiente, informó que unas 154 mil familias de todo el país fueron afectadas por la falta de lluvia en el 2015. Agregó que solicitó apoyo de la comunidad internacional para reforestar y frenar el avance del Corredor Seco, que representa el 54.3% del Corredor Seco centroamericano.
Hambre y desnutrición
La sequía deja secuelas en quienes habitan en zonas del Corredor Seco, que según el Maga abarca unos 10 mil 200 kilómetros cuadrados —46 municipios— y afecta a unas 260 mil familias, que significa el 11% de la población.
En Jalapa y Chiquimula la sequía es sinónimo de hambre y desnutrición, ya que son dos de los departamentos más afectados por el cambio climático, producto de la deforestación y explotación de los recursos naturales, según la percepción de vecinos del lugar.
“Se han secado los ríos, y otros donde aún corre un poco de agua están contaminados”, señaló Otto Cabrera, representante de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres de Jalapa.
“La deforestación es un serio problema que acelera el cambio climático. Hay inviernos donde han caído unos 800 milímetros de agua, cuando lo normal es mil 200 y mil 500; incluso, en otros años solo han caído unos 400 milímetros”, agregó.
La falta de lluvia se traduce en escasez de alimentos, lo que afecta a miles de personas de esa región y el caso más reciente se registró la semana última en el Hospital Nacional de Jalapa, cuando se informó que el niño Alberto Arias Santiago, de 9 años, originario de San Pedro Pinula, padece de desnutrición severa, pues a pesar de su edad pesa 11 libras.
Carlos Hernández, encargado del área de planificación, seguimiento y evaluación del Maga en Chiquimula, estimó el riesgo que corre la población, de tener pérdidas “significativas” en sus cosechas sin una lluvia gradual.
“Si la tendencia de seco continúa afectará la producción agropecuaria, porque los agricultores dependen del agua de lluvia, principalmente para el cultivo de maíz y frijol, que son base para la alimentación de las familias más vulnerables”, agregó.
En Quiché, pobladores temen por la inseguridad alimentaria, incremento en los casos de desnutrición crónica y aguda y pérdidas en la agricultura, debido a falta de lluvia.
El ambientalista Érick Urrutia refirió que los caudales de agua y los nacimientos podrían reducirse, lo que afectaría a varias comunidades que dependen del agua para sus cosechas.
La canícula del 2015 también dañó cultivos de maíz y frijol en varios sectores de Sololá, donde los habitantes temen que ese episodio se repita este año.
San Martín Jilotepeque, Tecpán Guatemala, Santa Apolonia, San Juan Comalapa y San José Poaquil, Chimaltenango, podrían ser afectados por la sequía prevista para este año, lo que perjudicaría a unos ocho mil productores de maíz y frijol, según el Maga.
“El impacto del cambio climático es desastroso, debido a que afecta la agricultura, pero principalmente a quienes no tienen tecnología”, señaló Salvador Herrera, delegado departamental de Maga, en Baja Verapaz.
Atentan contra la salud
Gregorio Velásquez, del Área de Salud de Santa Cruz del Quiché, aseguró que la sequía conlleva grandes problemas para la salud de las personas, pues ante la necesidad de agua se opta por comprar el líquido en camiones cisterna.
Herbert Ralda, director del Área de Salud de Huehuetenango, aseguró que las altas temperaturas pueden causar quemaduras en la piel, cuadros de deshidratación y facilita la propagación de mosquitos transmisores de enfermedades como dengue clásico, dengue hemorrágico, Chikungunya y zika.
Enfrentan crisis
Largos períodos sin lluvia dañan cultivos y provocan escasez de granos básicos.
El experto de la Conred, Otto Cabrera, estimó que se necesita una precipitación de entre mil 200 y mil 500 mililitros de agua durante el invierno para obtener una buena cosecha.
Edwin Rojas, coordinador de cambio climático del Maga, informó que una canícula de entre 20 y 30 días causa problemas en la agricultura. En el 2015 duró 40 días.
El Maga repartió en seis meses, en el 2015, más de un millón de raciones alimenticias a familias del Corredor Seco, las cuales contienen un quintal de maíz, 30 libras de frijol, dos botellas de aceite y 17.6 libras de atol fortificado.
En el Corredor Seco se han implementado las buenas prácticas agrícolas para paliar la sequía y se han construido 470 reservorios para agua de lluvia, con capacidad para 900 mil metros cúbicos de líquido —en el 2015 se acumularon 700 mil metros cúbicos—.
En Chiquimula se implementaron 235 km de cuneta para tubería y transportar agua para proyectos agroforestales.
Unas 60 mil hectáreas han sido reforestadas en todo el país, para ayudar al medioambiente, según el Maga.
Al menos 700 mil quintales de maíz pretende producir el Maga este año, para ayudar a familias del Corredor Seco.
A, Julajuj, C. Grave, H. Oliva, J. Rosales, O. Figueroa, O. González, O. Cardona, E. Paxtor, J. Tizol y M. Castillo