“Hace unos años tomé la decisión de inscribirme en el programa de alfabetización de Conalfa. Ahora soy impulsora de desarrollo familiar y enseño a leer y escribir a las mujeres de mi comunidad, para que conozcan sus derechos y los hagan cumplir”, expresó.
Los registros de analfabetismo señalan que en los últimos seis años en el país ha disminuido en 27 por ciento la cifra de mujeres que no saben leer ni escribir. El índice de mujeres analfabetas bajó de 75 por ciento, en el 2010, a 48 por ciento, en el 2016; pero el de hombres pasó de 25 por ciento, en aquel año, a 52 por ciento, el año pasado.
Estadísticas del Comité Nacional de Alfabetización (Conalfa), con base en proyecciones del Instituto Nacional de Estadística, indican que hasta diciembre del año pasado el 12.31% de la población mayor de 15 años no sabía leer ni escribir —un millón 241 mil 32 personas: 647 mil 571 hombres y 593 mil 461 mujeres—.
“Una persona que no lee tiene limitado el ejercicio de ciudadanía, desconoce sus derechos y queda en desventaja dentro del contexto laboral. Según estudios, la diferencia de ingresos de una persona que sabe leer supera hasta en 40% los de una que no lo hace”.
Douglas Morataya, encargado de Comunicación y Divulgación de Conalfa, explicó que el índice de mujeres analfabetas disminuyó gracias a la implementación de programas dirigidos a la atención de mujeres desde la firma de los acuerdos de paz.
Reconoció que pese a los avances que se han tenido en la disminución de la brecha por razones de sexo, aún falta mucho para reducir uno de los grandes males de Guatemala, no saber leer ni escribir.
Refirió que las condiciones sociales y económicas limitan el acceso a la educación, especialmente de menores, quienes deben apoyar la economía familiar.
Morataya indicó que el factor cultural en cuanto a roles contribuye a que las niñas sean relegadas a los trabajos domésticos y no se les permita ir a la escuela, pese a su deseo por aprender a leer y escribir.
“Una persona que no lee tiene limitado el ejercicio de ciudadanía, desconoce sus derechos y queda en desventaja dentro del contexto laboral. Según estudios, la diferencia de ingresos de una persona que sabe leer supera hasta en 40% los de una que no lo hace”, expresó.
Recientemente fue lanzado el programa Guatemala por la Alfabetización, con el cual se espera atender a 202 mil 490 personas este año. Además, Conalfa cuenta con una estrategia para concienciar a todos los sectores de la población sobre la importancia de la alfabetización.
Parte de la visión del Comité es alcanzar en el 2021 un índice de alfabetismo superior al 96%, con lo que se dotaría a la población alfabetizada de habilidades y conocimientos para que participe de forma activa en el mejoramiento de su calidad de vida.
Vidas transformadas
Carlos Reyes, originario de Pachoj, Santa Cruz del Quiché, cuenta que desde pequeño soñaba con ir a la escuela y ser un profesional, pero se quedó huérfano y lo único que aprendió fue a usar el azadón y trabajar la tierra para sobrevivir.
Convencido de que la edad no es obstáculo para alcanzar sus metas, a los 49 años decidió aprender a leer y escribir.
“Quiero dejar de depender de otras personas para desenvolverme y dejar de ser analfabeto”, dijo Reyes mientras se dirigía a Pachoj, donde junto a otras 10 personas recibe clases.
Héctor Argueta, director de Conalfa en Quiché, manifestó que hasta diciembre último, en ese departamento, había 153 mil 644 analfabetos mayores de 18 años, en su mayoría mujeres.
Indicó que pese a que velan por que el proceso de alfabetización sea continuo e integral, muchas personas lo abandonan.
“Nos acoplamos a los horarios y días accesibles para los interesados. Normalmente las amas de casa prefieren recibir clases de 8 a 10 horas, porque es cuando los niños van a la escuela y los esposos trabajan”, indicó.
Jorge Camas Chávez, delegado de Conalfa, indicó que se calcula que 145 mil 800 huehuetecos son analfabetos —19.24% de la población—. Los municipios con mayor incidencia son Barillas, Chiantla, San Mateo Ixtatán, San Pedro Soloma y Cuilco.
En Huehuetenango, el analfabetismo en mujeres se atribuye a discriminación y pobreza.
Juana Valdés, secretaria ejecutiva de Conalfa, manifestó que la diversidad lingüística ha sido una barrera en la lucha por eliminar el analfabetismo en regiones del altiplano, donde se centra la mayor cantidad de personas que no saben leer ni escribir, especialmente mujeres.
Cambio de Prioridad
“Antes la prioridad de los padres era enseñarles a sus hijos a trabajar y no el estudio, pues decían que ir a la escuela era un lujo y que solo las familias ricas podían hacerlo”, expresó la chiquimulteca Zoila Espino, 53, quien asegura que desde los 9 años se gana la vida con la venta de comida.
Zoila cuenta que, además de trabajar para sus siete hijos, se esfuerza por asistir a las clases de alfabetización. Segura de sí misma, dice: “Quiero dejar de ser analfabeta, pues es como vivir en tinieblas. Cuando voy a algún lugar, me da vergüenza decir que no puedo ni escribir mi nombre”.
José Pérez, delegado de Conalfa en Chiquimula, informó que con el fin de contrarrestar el analfabetismo, que aqueja a más de 54 mil chiquimultecos, cuentan con varios programas de educación primaria en español y ch’orti’ que son apoyados por comunas y oenegés.
La lideresa Juana Samayoa, de Sololá, coincide en que el machismo es la principal causa del analfabetismo en ese departamento, pues para la mayoría de padres la prioridad para sus hijas es enseñarles oficios del hogar.
Mateo Lorenzo, coordinador de Conalfa, dijo que recientemente se lanzó la estrategia “Sololá por la alfabetización”, con la cual esperan alfabetiza.