Autoridades ambientales declararon que en el referido río ocurrió un ecocidio, cuando de manera súbita, el 7 de junio último se registró una mortandad de peces, en la aldea El Pato, ubicada a 355 kilómetros de la capital.
La contaminación continuó por varias semanas y recorrió casi 150 kilómetros río abajo, según ambientalistas.
De acuerdo con líderes comunitarios, las consecuencias fueron devastadoras para vecinos de las aldeas situadas en la ribera, porque se detuvo la pesca artesanal y se prohibió el uso del agua para consumo humano por el temor de que estuviera envenenada.
Durante los días siguientes los comunitarios reportaron que varias personas, en su mayoría niños, se enfermaron, y la muerte de animales de corral que consumieron agua y peces del río.
Los comunitarios señalaron a la empresa Repsa de ser la responsable de la contaminación, pero la compañía se defendió argumentando que cumplía con los requisitos establecidos por el Ministerio de Ambiente y que existen otras empresas en el área.