QUETZALTENANGO.- Muy pocos pueden decir que han visto esta ave rapaz, que mide entre 63 y 76 centímetros de envergadura y pesa alrededor de seis libras.
Alan Marroquín, asesor de vida silvestre del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) en la delegación Quetzaltenango, indicó que es una especie que se ve ocasionalmente, pero aún habita en bosques de los municipios citados.
Marroquín añadió que no cuentan con registros de avistamientos recientes, pero la existencia del ave en los bosques latifoliados de Quetzaltenango está documentada.
El funcionario resaltó que además de la caza furtiva existen otros factores que han incidido en la reducción del número de ejemplares, como incendios forestales y la desaparición de bosques. “Esto ha causado que se encuentre en el listado de especies en peligro de extinción que maneja el Conap”, expuso.
“Asumimos que el ave habita en los bosques de las áreas protegidas, en las partes más altas que tienen menor accesibilidad para las personas y en los volcanes, sobre todo en el Pecul, en Zunil,” refirió.
Sin embargo, Marroquín indicó que se sabe que en México y otros países mesoamericanos el águila no está en la lista de especies en riesgo.
René Sánchez, encargado de áreas protegidas de Zunil, explicó que tiene conocimiento de la existencia del águila, pero no ha logrado documentarlo debido a las condiciones topográficas y climáticas del bosque nuboso en ese municipio, que va de mil 600 hasta tres mil 500 metros sobre el nivel del mar.
Explicó que quienes han podido observar el ave lo han hecho durante el verano o cuando esta buscan su alimento; de lo contrario es difícil verla.
Hace 20 años
Entre las pocas personas que han tenido la oportunidad de observar al ave solitaria se cuenta el ambientalista Max von Anshelm, y considera que ha sido algo único.
Von Anshelm relató que se encontraba en los alrededores del río Samalá, entre los volcanes Pecul y Santa María, cuando pudo verla. “De eso ya hace más de 20 años. Después no he tenido otra experiencia similar con esta ave”, comentó.
El ambientalista considera que la responsabilidad de proteger y conservar al águila solitaria es de toda la población, no solo de las autoridades, y que la pérdida de esta se debe principalmente a la ignorancia de las personas que atacan a la especie y reducen su hábitat.
“El problema radica en la alteración de los ecosistemas. Hay comunidades donde valoran las especies y se organizan para cuidarlas, como sucede en Sibinal, San Marcos, pero en Tajumulco, del mismo departamento, se tiene información de que la gente le dispara por deporte”, afirmó Von Anshelm.
Opina que para resolver el problema se necesita de una campaña informativa dirigida a la población y que se dote de recursos y personal a las instituciones encargadas de la protección de esa especie, en peligro de extinción.