QUETZALTENANGO – Castillo valoró la declaración de técnicos del Ministerio Público (MP), peritos del Instituto Nacional de Ciencias Forenses y un video de las cámaras de seguridad de la ciudad de Quetzaltenango, donde se evidencia que Arango junto a un joven de 17 años, propinaron una golpiza a un hombre que dormía en la calle.
El crimen ocurrió en la madrugada del 5 de febrero último, frente a la Escuela de Enfermeras, sobre la 12 avenida zona 1 de la ciudad altense. La grabación que se presentó durante el debate demostró la forma brutal y con saña con la que Arango y el adolescente arremetieron en contra de la víctima, quien no tuvo ni tiempo ni fuerzas para defenderse.
La jueza resaltó que la forma en que actuó el sentenciado no podía tipificarse en el delito de homicidio preterintencional, así como lo solicitó el abogado defensor del procesado durante la audiencia de conclusiones.
De acuerdo con el MP, Arango junto al adolescente golpearon tan fuerte a la víctima, que le provocaron heridas que le causaron la muerte, el fallecido no fue identificado y se cree que era de nacionalidad extranjera por sus características.
La víctima fue trasladado a la emergencia del Hospital Regional de Occidente, luego de permanecer unas horas falleció, la causa de muerte que se detalla en el informe forense es hemorragia en el cerebro, traumas de cráneo, facial, de tórax y de abdomen.
La Fiscalía comprobó que Arango fue el agresor principal, quien fue apoyado por el menor de edad, quienes patearon, dieron manadas y golpearon a la víctima, lo arrastraron sobre la acera y continuaron los golpes.
Las pruebas
Durante el juicio presentaron al adolescente implicado como testigo de la defensa, quien mediante su testimonio fortaleció la acusación del MP y confirmó que el acusado tuvo participación en la golpiza.
Otra de las pruebas principales que se tomó con valor probatorio fue el zapato tenis encontrado en la escena del crimen y que le hacía falta a Arango en el momento de su captura minutos después en las cercanías por las fuerzas policiales.
Arango durante su declaración admitió que ese día estuvo bebiendo licor con unos amigos, entre ellos el menor de edad, y que cuando se dirigían a su casa, en las cercanías donde ocurrió el ataque al indigente, los detuvieron agentes de policía, acusándolos de hacer algo que nunca hicieron.