El pasado miércoles, Byron Kleberth Paxtor Ramos se encontraba en un terreno cercano a su vivienda en una comunidad de San Carlos Sija, Quetzaltenango, junto a su primo, Randi Raby Vásquez Paxtor, 4, cuando encontraron una bomba, la cual manipularon y explotó.
Byron fue el más afectado, ya que la bomba le explotó en las manos, provocándole quemaduras también el rostro, mientras el primo sufrió heridas leves.
“Él estaba jugando con otro menor y un juego pirotécnico le estalló en las manos, pero el rostro fue el más afectado”, comentó el bombero Luis García, quien atendió el llamado de emergencia.
García relató que cuando se dirigía a La Fuente, San José Chicalquix, donde vive el menor, familiares ya lo llevan en un vehículo hacia la estación bomberil, por lo que lo trasladaron a la ambulancia y posteriormente al HRO.
“Tenía quemaduras severas en el rostro, aproximadamente en un 90 por ciento. El papá y un tío lo acompañaron hasta el hospital en Xela”, agregó García.
Pierde la vista
El menor sufrió trauma facial y ocular ocasionados por la explosión del juego pirotécnico, por lo que fue necesario una intervención de inmediata.
“Está en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos. Lo tienen ventilado. Además, se le diagnosticó choque hipovolémico y trauma de cráneo grado tres”, informó María del Carmen Sajquim, vocera del hospital.
Agregó que médicos analizaban trasladar al menor a ciudad de Guatemala, pero aún no está estable, por lo que seguirá en observación.
“El daño en el rostro fue severo, por lo que los médicos confirmaron que, sí había perdido el sentido de la vista”, refirió la vocera.
Tristeza
La vida de los menores cambió en segundos, comentaron familiares que esperan en la sala del intensivo de pediatría.
“Estaba almorzando, ellos comieron primero y salieron a jugar. Cerca de la casa hay un terreno y la gente tira basura. Para Navidad muchos vecinos quemaron bombas, pero tal vez una no estalló; ellos se pusieron a jugar y mi hijo encendió un fosforo. Solo escuchamos una explosión fuerte y salimos corriendo cuando escuchamos los gritos de mi hijo”, recordó Byron Felipe Paxtor.
Para Felipe Paxtor, abuelo de los menores, la preocupación y tristeza es muy grande porque ve sufrir a dos de sus 14 nietos.
“Les dije muchas veces que no jugaran con los cohetillos, eso no le deberían de vender ni usar. En la Navidad no les regale dinero para que no compraran de esos cohetillos, les di galletas, pero a los niños no se les puede tener encerrados, su vida es jugar y son curiosos. Es triste que hayan encontrado eso”, lamentó el abuelo.
El padre del menor sostiene un calcetín que su hijo dejó tirado cuando ingresó al intensivo y comentó que sueña con ser policía. “Ay Dios mi hijo, él decía quiero ser policía para agarrar a los ladrones, ahora que perdió la vista me duele tanto”, manifestó entre lágrimas.
Los familiares hacen un llamado a la población para que no utilicen pirotecnia y de hacerlo que no tiren los restos en basureros clandestinos o en terrenos, ya que en este caso los menores encontraron desechos a 20 metros del patio de su casa, donde acostumbraban a jugar.
El menor cumplirá 9 años el próximo 9 de julio. Este año estudiaría segundo primaria, sus padres esperan un milagro que le permita recuperar de nuevo la vista y salvar su vida.
“Cuando lo vi, gritaba del dolor, lo quise tocar, pero tenía el rostro herido y los dedos quebrados”, dijo el padre al recordar el momento del accidente de su único hijo.