Ese día ingresó al Hospital Regional de Occidente con una herida de bala en la cabeza. Murió en el centro asistencial. La primera línea de investigación que se informó fue que el disparo fue accidental del arma que utilizaba en su trabajo.
No obstante, el Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala (Inacif) durante la necropsia aplicó el protocolo de femicidio, ya que, es utilizado con mujeres que mueren de forma violenta. Además, el ente forense también efectuó exámenes complementarios de sangre, orina y uñas.
Por medio de la necropsia se confirmó que la exagente municipal, quien tenía 25 años, murió a causa de una laceración cerebral secundaria por la herida de bala. Además, reveló que el disparo ocurrió a más de 30 centímetros de distancia, según el dictamen médico legal.
Como parte de las investigaciones, el Ministerio Público recabó indicios en la casa de Mazariegos, lugar donde ocurrió el hecho, la cual está ubicada en la zona 1 de La Esperanza, Quetzaltenango.
El pasado 23 de abril, durante su inhumación la Policía Municipal del mencionado municipio efectuó un homenaje por la labor realizado en la institución.