Ciudades
Recolector de basura tiene 42 años de dedicarse al oficio
"Uno es recolector, no basurero", dice enfático Juan Alvarado, de 71 años, quien tiene 42 de dedicarse la recolección de basura de casa en casa junto a su familia. Satisfecho, cuenta sus experiencias en esta labor que le ha permitido tener el sustento diario para él y los suyos.
Juan Alvarado junto a su esposa Bartola Girón. (Foto Prensa Libre: Oscar García).
Juan suspira y recuerda que hace cuatro décadas se inició en esta tarea en Boca del Monte, Villa Canales, donde según cuenta, el lugar era tranquilo y por recolección de desechos se cobraba 50 centavos al mes, luego subió a Q1 y así hasta alcanzar la cuota actual de Q35.
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También recuerda cómo en antaño las personas lograban una mejor empatía y confianza con el recolector, por ejemplo, algunas les regalaban refacción o regalos para la época de fin de año.
Con el paso del tiempo, sus ocho hijos también se involucraron en ese trabajo. Narra que todos estudiaron mínimo hasta tercero básico, otros incluso se graduaron de diversificado pero han preferido dedicarse a la recolección de basura porque “les ha gustado”.
El oficio, cuenta Juan, conlleva algunos riesgos. Por ejemplo, explica cómo algunos clientes echan entre la basura restos de vidrio u otros residuos cortantes y cuando el recolector carga el bulto en la espalda, le causa heridas graves. “Algunos se han herido y les han puesto hasta 12 puntos”, explicó.
Agregó que a los clientes les indican que ese tipo de materiales los depositen en una caja de cartón para que no causen daños, pero no todos lo hacen. “Mis hijos se han cortado la espalda”, relata.
“Uno es recolector de basura, no basurero”, manifiesta Juan; mientras resalta que las jornadas de trabajo comienzan a las 4 horas y depende la cantidad de trabajo, pueden culminar hasta las 20 horas.
Por su edad, hoy en día, Juan ya no se dedica a recolectar basura, sin embargo no se desprende del oficio y ahora es el encargado de cobrar el servicio en las casas.
El trabajo no termina con la recolección de casa en casa, pues los desechos deben ser llevados al vertedero de la zona 3, en la capital, donde en ocasiones los hijos de Juan deben esperar que en la fila pasen 225 camiones para que llegue su turno. Algunos nietos e incluso bisnietos también se han involucrado en ese oficio.
Inseguridad
A la par de los riesgos usuales que implica el oficio, Juan lamenta que los recicladores tengan ahora que enfrentarse a uno mayor: la violencia de la cual no se ha librado. “Ya no se trabaja como antes”, expresa, a la vez que recuerda que a causa de ataques armados, un compañero de trabajo murió y otros dos “quedaron en silla de ruedas”.
Recordó que en una ocasión fue víctima de asalto a mano armada mientras cobraba el servicio.
Los ataques a recolectores de basura se han incrementado desde hace unos años. Recientemente paralizaron labores en algunos municipios de la ciudad por las extorsiones y luego de ataques armados contra algunas unidades, por lo cual Juan pide a las autoridades que les brinden más seguridad para desempeñar su trabajo.
Muerte en el vertedero
Dentro de sus anécdotas, Juan recuerda que hace 13 años logró comprar al crédito un camión valorado en Q175 mil, pero a los pocos días lo perdió cuando en el vertedero hubo un hundimiento y el vehículo cayó al fondo y desapareció entre la basura.
No obstante, lo que más lamenta de ese incidente es la muerte de su yerno y dos trabajadores más, cuyos cadáveres nunca fueron rescatados. Aparte también quedó endeudado.
El apoyo de su esposa, Bartola Girón, 68, fue vital para reponerse de esa pérdida humana y material, como lo ha sido un gran apoyo durante los años que se ha dedicado a esa tarea.
Se aprovechan
A la par de su historia de vida, Juan también reprocha el que algunas personas se resistan a pagar por el servicio de extracción de basura y la dejan junto a la de otros vecinos. “Algunas personas se esconden para no pagar —aunque— también hay gente buena paga”, reconoce Girón.
Relata que en algunos casos, hay personas que unen la basura de varias casas para pagar solo un servicio.