Marina Grajales, abuela del afectado, recuerda que una de sus hijas los invitó a un almuerzo en la cabecera de Retalhuleu y cuando regresaban a la aldea Morazán, se registró el ataque
“El piloto cuando vio que el hombre sacó la pistola, tomó al niño de los brazos y lo utilizó como escudo, posiblemente para que el malhechor no le disparara, pero fue todo lo contrario”, manifestó Grajales.
Agregó que el delincuente le preguntó al polito del por qué no había pagado la extorsión. “Como pude protegí a los niños y no sé cómo el conductor me arrebató al otro que resultó herido”, expresó la abuela.
No pierde la esperanza
Jesús Alberto Grajales indicó que no pierde la esperanza de volver a caminar y luchar por ser un futbolista profesional. Dijo que espera que algún médico o institución le brinde ayuda para superar el problema.
Eva Grajales, madre del menor víctima del ataque, dijo que el día del suceso, su hijo fue llevado de inmediato al Hospital Nacional de Retalhuleu y luego a un hospital de Quetzaltenango, donde le efectuaron una cirugía, ya que le bala le dañó una costilla izquierda y algunas vertebras, lo que lo dejó en silla de ruedas.
Resaltó que cuando ocurrió el ataque, su hijo cursaba primero primaria y era estudiante destacado, pero por el suceso dejó de estudiar y, aunque este año asiste en silla de ruedas a su estudio, médicos indicaron que no volverá a caminar.
“Como padres creemos que Dios hará un milagro para que mi hijo camine de nuevo. No perdemos las esperanzas”, expresa entre lágrimas la madre del niño, quien resaltó que para sacar adelante a su hijo, empeñó la escritura de su terreno para conseguir recursos económicos, ya que el precio de la cirugía fue elevado y no ha recibido ayuda.