“Me coloco una bolsa (de tela) de un lado y otra bolsa en el otro hombro”, hace referencia doña Vicky, como cariñosamente le llaman no solo en el nosocomio de Cuilapa, sino también en el centro de Salud, donde inició su labor como voluntaria.
“Cuando yo empecé no conocían de mí, fue a través de unos misioneros y de la iglesia que me empezaron a ayudar”, indica Petrie.
Victoria Petrie Nanne de Osorio es originaria de la capital y vive en Cuilapa desde hace 15 años junto a su esposo César Amílcar Osorio.
Doña Vicky recuerda que en una ocasión le ofrecieron sábanas y no sabía qué hacer con ellas, así que decidió donarlas al centro de Salud local. “Vi mucha necesidad. Pregunté qué es lo que se necesitaba, hacían faltas muchas cosas”. Y así comenzó su labor para ayudar al prójimo.
Doña Vicky lleva ocho años de levantarse a tempranas horas para prestar ayuda voluntaria en el Hospital de Cuilapa, donde pasa sus horas en Pediatría, pues le gustan mucho los niños.
“Me pongo a jugar con ellos y les doy crayones para pintar, quienes no pueden levantarse de la cama, les dejo una hoja de papel y crayones, para que puedan hacerlo”, relata muy emotiva, doña Vicky.
Agradecimiento a doña Vicky
En una ocasión, recuerda doña Vicky que conoció a María, una paciente que dio a luz a gemelos. Poco después, fue ingresada al Intensivo y doña Vicky perdió comunicación con ella.
“Le ayudaba a cambiarlos, porque ella (María) no podía hacerlo. Les ponía pañales de tela pero no era higiénico”.
Un mes después, Petrie recibió una llamada, era María, quien ya se había recuperado y estaba en su hogar junto a sus gemelos. Con lágrimas de felicidad, doña Vicky cuenta que los padres de los gemelos decidieron que se llamarían Victoria y Víctor, en agradecimiento a la ayuda que ella les ofreció de manera incondicional.
Ardua tarea
Victoria Petrie contribuyó, con apoyo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y misioneros, a remodelar el centro de Salud.
Dos bolsas de tela le sirven a Petrie para llevar la ayuda al hospital, a veces lleva pasta de dientes, jabón, crayones y hojas para colorear. También se encarga de distribuir kits escolares para donar a escuelas, según sea la necesidad.
“Tener amor al prójimo”, reflexiona doña Vicky, al considerar que esa debe ser la virtud para ayudar a los demás de manera desinteresada.
Al preguntarle qué necesidades ve en el hospital local, ella se limitó a indicar que no ve esos temas que solo dedica tiempo para compartir sin cuestionar algo, pero batas o pijamas podrían ser de gran ayuda para ese nosocomio.
Cuando se remodeló el centro de Salud, le habían ofrecido unas sábanas que ella llevó a la maternidad cantonal. “Vi mucha necesidad. Hay muchas cosas que hacen falta”, dijo en ese momento y a partir de ahí comenzó su voluntariado.
Dato alarmante
La situación de salud en Santa Rosa es preocupante. Al menos 16 menores de cinco años murieron en el hospital entre el 11 de diciembre de 2016 y 11 de enero de 2017, según una publicación de Prensa Libre.