Chávez recuerda que le ayudaba, aunque solo fuera para alcanzarle los trozos de madera que se utilizaban. En los ratos libres, se entretenía haciendo figuritas de animales con ese material.
Así fue adquiriendo destrezas en el manejo de formones, escofinas y otras herramientas utilizadas en este tipo de trabajo.
El artesano comentó que tras haber aprendido en la escuela sobre la historia de Guatemala, le interesó conocer más sobre los tzutuhiles, por lo que empezó a recrear personajes y escenarios sobre la vida y costumbres durante las épocas Precolombina, la Conquista y Colonial.
Se inspira en escenas que se describen en el Popol Vuh y en el Memorial de los cakchiqueles, y en otros textos sobre antropología.
Una figura que hizo de Ka’n Balam, hijo del rey Pakal, en la que lo esculpió parado en la cima de un cerro donde el dios del maíz estaba renaciendo, fue vendida a un banquero de Estados Unidos.
Además, recreó al escribano que rescató el Chilam Balam, a quien él considera el primer escritor indígena del país.
También elabora cuadros cotidianos de Santiago Atitlán, en especial sobre las actividades de su gente y del Lago de Atitlán.
En su taller, en el que también organiza exposiciones, ha hecho trabajos para mucha gente, como empresarios, políticos y catedráticos universitarios.
El taller-galería está ubicado en la calle principal de Santiago Atitlán, donde trabaja principalmente con cedro, ciprés y palo blanco.
El escultor contó que también ha exhibido su trabajo en Francia, Inglaterra, Holanda, Japón y México; sin embargo, lamentó que el Gobierno no apoye el arte nacional.