De acuerdo con el proceso, el ahora condenado se hacía pasar como curandero y para aprovecharse de su víctima, la menor de edad, en ocasiones argumentó a la familia que debía prepararla, ya que tenía vocación de comadrona, pero que era necesario llevarla para desarrollar el proceso para garantizar su futuro, y con ese engaño se aprovechó de ella.
La condena se logró por las pruebas testimoniales, la declaración de la afectada se logró con el apoyo de un psicólogo, y otras evidencias presentadas den audiencias.
Los fiscales del MP también presentaron informes de inspecciones oculares, declaraciones de testigos, pruebas periciales y dictámenes psicológicos que dieron a conocer en el proceso.
El condenado fue enviado a prisión en la Granja Penal de Cantel, en ese municipio de Quetzaltenango.
Líderes comunitarios y lideresas, quienes también apoyaron el proceso, indicaron que de esa forma se logra encarcelar a las personas que hacen daño a las niñas, pues se debe tomar en cuenta que el daño es irreparable.
Añadieron que al asegurarse de que el victimario que éste tras las rejas, primero se hace justicia, pero lo más importante es que se evita que continúe haciendo daño a otras menores de edad.