Recuerda que un tío lo motivó a pintar; además, este impartía clases de marimba.
Gustavo recordó que cuando tenía 16 años decidió que quería ser pintor, “era ese interés por dedicarme al arte, algunas personas me decían te vas a morir de hambre”, dijo el sololateco.
Para luchar por su sueño, Gustavo viajó a Quetzaltenango, donde conoció a dos mentores que le enseñaron técnicas de pinturas para ampliar su conocimiento en este arte y se le abrieran puertas.
Sus pinturas resaltan el surrealismo fantástico, “la figura humana con escenas no reales”, dijo el pintor guatemalteco.
Actualmente vive en Viena, donde trabaja pinturas que exponen el tema de la infancia con el fin de dar homenaje a los niños guatemaltecos.
“Hay pocas oportunidades para los niños, me inspiro en los sueños que hay en la mente de un niño”, destacó.
Su primera exposición fue en una exposición colectiva en Guatemala y obtuvo el tercer lugar en Guatemala, el certamen era para impulsar a artistas jóvenes.
En Quetzaltenango en el 2009 también obtuvo el primer lugar en concurso de pinturas.
Gustavo explicó que el precio de sus pinturas varía de acuerdo con el tamaño, el material y le técnica. Trabaja el óleo y acrílico sobre cualquier material, aunque básicamente se utiliza la tela.
Indicó que en San Lucas Tolimán trabajó como profesor de artes plásticas en un colegio a cargo de una fundación y esto le sirvió para practicar más su arte.
Por azares del destino, conoció a la austriaca Susanne Reitmair, quien es politóloga, y luego de dos años de noviazgo se casaron y ambos se trasladaron a aquel país.
“Es satisfactorio representar en Guatemala, es como una inspiración y hay que dar lo mejor, hay muchos artistas y esto lo insta a uno para dar lo mejor”, externó Gustavo, quien ha participado en ocho exposiciones individuales y 20 colectivas.
“La gente se admira mucho por el color, llevamos el color dentro y aunque los artistas estemos tristes tenemos que hacer algo representativo”, agregó el pintor.
El 25 de septiembre efectuó una pintura en el suelo y con efecto 3D. La obras la plasmó en una de las plazas principales de Viena, en la Plaza de los Derechos Humanos. Ahí se encuentran los museos más importantes del arte contemporáneo de ese país.
El mensaje de la pintura fue sobre el cambio climático, y representaba a un mundo que se está derritiendo.
El 1 de octubre participó en una exhibición colectiva de pinturas en el prestigioso Museo “Albertina”, juntamente con algunos de los artistas más famosos austriacos.
Se trató de una subasta a beneficio de una institución social.
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