Después fue colgado en el campanario de la iglesia del pueblo en representación de Judas, quien según la tradición, se ahorcó luego de haber entregar a Jesús a cambio de 30 monedas.
Mario Coroxón, de la cofradía de la Santa Cruz, relató que desde tempranas horas de este sábado, el muñeco es bajado del campanario y llevado a la cofradía, donde un hombre toma su máscara, se coloca los pantalones, una camiseta, camisa y saco, toma ramas de membrillo y sale a la calle.
Las ramas de membrillo están preparadas con un baño de parafina y quemadas para que sean flexibles y no se rompan fácilmente; generalmente mide más de un metro de largo, y se utiliza una en una mano para dar latigazos y dos o más en la otra mano para defenderse.
Esteban González, uno de los visitantes, dijo que le llamó mucho la atención este tipo de tradición, por lo que decidió viajar con su familia para presenciar este acto, y minutos más tarde decidió participar. Agarró ramas de membrillo en busca de arrepentimiento de sus pecados, y al finalizar relató que le causó dolores en todo el cuerpo por los latigazos, pero que fue una experiencia inolvidable.
Vecinos del lugar solicitan la presencia del Shutió frente a sus viviendas, donde le ofrecen algo de comer, un trago de licor o lo que se le antoje, y después de ese servicio salen a la calle en busca de pelea.
El evento es acompañado de un camión con bocinas y músicos de marimbas que acompañan con melodías las peleas.
Se enfrenta contra vecinos
La pelea consiste en que el Shutío se coloca en el centro del público; los participantes se acercan a él, y algunas veces otros los empujan para que peleen contra él. Este elige a su contrincante, bailan un fragmento de la canción que esté sonando y cada quién toma ramas de membrillo para empezar el combate. Cada pelea dura lo que el retador soporte.
Según la vecina Berta Alicia Yac, luego de varias peleas, el que se viste de Shutío entra en una casa de la cuadra, se quita el traje para dárselo a otro compañero y lo refrescan con ron o aguardiente, porque los que portan la máscara también se cansan o no soportan los latigazos.
Después del mediodía el Shutío se quita su máscara y le entrega nuevamente a Maximón, ya en la cofradía, y finaliza el evento que tiene como fin expiar los pecados de varias personas.