Los vecinos de la zona 6 argumentan que el traslado de las familias traerá consecuencias negativas para los actuales residentes, como escasez de agua entubada, y el probable colapso del sistema de drenaje.
También como un problema el aumento de la demanda escolar, y del transporte público, servicios de salud no adecuados, acumulación de los desechos en la vía pública, viabilidad peatonal y mayor circulación de vehículos.
La seguridad también preocupa a los vecinos de la zona 6 y temen que esta pueda aumentar debido al poco número de agentes de PNC.
Según los habitantes de la zona 6, los sistemas de servicios básicos de la zona 6 fueron diseñados para cubrir las necesidades de los vecinos de los Proyectos 4-4, 4-19, BID 1-C y 4-3, no así para las poblaciones surgidas posteriormente al terremoto de 1976.
Sustentan el rechazo en dos artículos de la Constitución, el artículo 1 que se refiere a la protección a la persona y el 2, cerca de los deberes del Estado.
Dentro de las peticiones, los vecinos exigen que la opinión de los habitantes de la zona 6 sea tomada en cuenta y que las autoridades hagan estudios serios, completos e integrales que promuevan programas funcionales, eficaces y lo más amplios posibles que se traduzcan en proyectos que amplíen oportunidades dignas de vida, que incluyan espacio recreativos para niños, jóvenes, adultos y adultos mayores; centros de salud, educativos y de capacitación, además de programas de educación extraescolar.
También piden que el terreno del antiguo polígono de tiro de la PNC sea utilizado para atender las necesidades de equipamiento básico necesario para la población ya existente y que se conozcan el derecho a una vida digna de los pobladores del asentamiento Jesús de la Buena Esperanza.
No son violentos
En una reunión entre vecinos de la zona 6 y del asentamiento, llevada a cabo a inicios de mes, los habitantes de Jesús de la Buena Esperanza rechazaron que sean una comunidad violenta.
“Yo crecí en el asentamiento, pero no soy delincuente, soy una mujer trabajadora y me gusta luchar por mis vecinos”, manifestó Sandra Mayén, quien vive en el sector uno del asentamiento.
Aseguró que la inseguridad es generalidad lo cual no implica que toda la gente de Jesús de la Buena Esperanza sean delincuentes.