Luego de su lucha contra el cáncer, Arreaza se inscribió en el Aeroclub para ser parte de un curso intensivo de vuelo, lo que le permitió ganar pericia para efectuar vuelos de Guatemala a Los Ángeles, EE. UU.
Percance fatal
Después de haber superado las consecuencia de su dolencia y alcanzado su sueño, el 6 de diciembre del 2014, un accidente de tránsito truncó de nuevo las aspiraciones de Arreaza, quien en su intento por esquivar a un peatón se estrelló con su su vehículo contra un paredón, en la zona 10 de la capital, hecho del cual salió gravemente herido y fue llevado a un centro asistencial donde falleció.
De acuerdo con Lizet Arreaza, el último deseo de su hijo fue que sobre su tumba colocaran un helicóptero en honor de su pasión por la aviación, por lo que a casi un año de su muerte su petición fue cumplida.
La madre señaló que cumplir el deseo de su único hijo no fue fácil, pues para eso debió visitar varios talleres en busca de la persona que se encargara de fabricar la réplica del helicóptero y luego de varios intentos, Cristian Cordón aceptó el reto, y durante 30 días trabajó en el diseño y la construcción, la cual posee todas las características de un aparato real.
Cordón señaló que haber contribuido en ese proyecto le da satisfacción, ya que puso todo su esfuerzo para conseguir que las características de su creación se apegaran a las de la aeronave que pilotaba Arreaza.
Añadió que el helicóptero fue construido a base de metal y que este fue colocado en una especie de helipuerto instalado sobre la tumba de Arreaza.
Además, Lizet Arreaza señaló que su hijo tenía previsto impulsar un centro de atención para niños de escasos recursos en Gualán, por lo que próximamente comenzará a trabajar en ese proyecto para honrar su memoria.