Con mucho ingenio convierte latas de refrescos en figuras diversas, como ceniceros y floreros. Invierte un promedio de cinco minutos para cada figura y también hace uso de otros objetos, como neumáticos desechados.
Lo singular es que no los comercializa entre vecinos y amigos, sino todo lo contrario, se los regala especialmente a los niños, pues considera que estos deben aprender a sacarle provecho a objetos que son considerados basura.
“Insto a la juventud para que aprendan estas manualidades, ya que les puede servir en el futuro; además, les permite invertir el tiempo en cosas útiles y hasta venderlas”, resaltó Roque.
Pierden tiempo
El artesano considera que muchos jóvenes pierden demasiado tiempo inmersos en las redes sociales a través del internet, o que dedican mucho de su juventud a andar en la calle, sin ningún beneficio. “No les deja nada bueno, por lo que es mejor aprender sobre artesanías”, resaltó.
Por ello, el artesano no solo ofrece gratuitamente los artículos, sino que también enseña cómo hacerlos.
Los vecinos de Roque reconocen sus habilidades, aparte de que le tienen cariño y respeto. “Es algo lindo lo que él hace, y lo mejor es que ofrece sus conocimientos a la juventud”, aseguró la pobladora Karla López.
Roque no considera una pérdida el tener que ofrecer lo que sabe y lo que produce de manera gratuita, ya que después de todo es su pasatiempo favorito.