En el momento de su fundación contaba con esculturas y pinturas del siglo XVIII y XIX, si bien se incluían ejemplos de la pintura colonial. Esto nos da una perspectiva de la evolución histórica y artística del arte guatemalteco. Poco a poco el museo se fue enriqueciendo a base de donaciones y colecciones.
Sobresalían en este museo grabados del siglo XVIII y XIX, así como obras de Alfredo Gálvez Suárez, Carlos Mérida y Humberto Garavito, algunas obras de estos pintores pertenecieron a Jorge Ubico. Entre la escultura sobresalen obras de Rafael Yela Günther, Roberto González Goyri, Guillermo Grajeda Mena, Dagoberto Vásquez, Oscar Barrientos, Max Saravia Gual, René Ossaye, etc.
Debemos señalar que casi todos los museos de América Latina debieron aceptar, obras con el mínimo de calidad artística. Rápidamente estos museos inician un proceso de autoconciencia, y principia y comprende el valor cultural y político de los vanguardias. El museo recién remodelado, por razones de orden económico no pudo adquirir obras de más envergadura, por ejemplo el ?Lago de Atitlán?, de Luis Díaz, obras que engrandecería la función vanguardista de este museo, lo mismo puedo decir de trabajos de Cabrera y el mismo Carlos Mérida.
Estas lagunas reprimen grandemente al museo como institución moderna y su poder en el campo de la cultura, y en parte frena su formación y desarrollo. En casi todos los países latinoamericanos, se estableció una concepción museográfica fundada en el principio de que el arte es parte de la cultura y por consiguiente del desarrollo social.
Es probable que sea Brasil el precursor y creador de los grandes museos de Arte Moderno y Contemporáneo. El edificio del Museo de San Pablo y Brasilia son obra del arquitecto Oscar Niemeyer.
Otros bien documentados museos son el de Bogotá y Buenos Aires.
La remodelación del Museo Nacional de Arte Moderno en esta ciudad, tuvo que resolver problemas muy difíciles, dado que el espacio estaba ya creado y sobre este se realizó la remodelación.