Vida

Lo que se puede ver cuando no se ve

Mario René Matute.

La novela guatemalteca de los últimos tiempos -y la de hace mucho tiempo para acá-, deja mucho que desear. Excepcional es el aparecimiento, ante tan espantoso vacío, de la novela ?Palos de ciego?, del escritor Mario René Matute (Alfaguara 2001). Desafiante y desestabilizadora de esa aparente tranquilidad en la que viven los ciegos (?los cieguitos?, como los llama él con ironía) escribe una historia sin precedentes en la literatura nacional.

Se trata de una novela franca, con humor negro, que critica a los ciegos que tratan de causar lástima y a la sociedad que los utiliza.

Mario René Matute se fue quedando ciego desde que tenía tres años de edad. Se hizo sicólogo. Actualmente, con 72 años, ha vivido 21 en el exilio en México, los primeros cuatro en Costa Rica. Ha escuchado muchos libros y tiene todo el aspecto de quien se mantiene de buen humor.

Su novela divierte y a la vez indaga con acierto en la sicología humana.

Otros títulos: ?El problema psicosocial de la ceguera?; ?Cuentos en carreta?; ?Sueños cóncavos?; ?Ciudad ausente?; ?El nahual y otras sombras?, y ?Los Alcatraces?, esta última en sistema braile.

Tengo entendido que usted salió al exilio, ¿en qué año fue y en qué circunstancias?

?Yo salí al exilio exactamente el 15 de mayo de 1980, las causa fueron las que llevaron al exilio a miles de guatemaltecos: el terrorismo de estado que con toda claridad se había ensañado con la universidad muy rudamente y nosotros, me refiero a mi esposa y yo, éramos profesores en la universidad de San Carlos y ya había recibido la varias cartas de amenaza del ESA (Ejercito Secreto Anticomunista).

?Había una vigilancia ostensible en nuestro departamento y, por supuesto, estaba incluido en la lista que habían enviado mi esposa. Ya habían comenzado a asesinar a varios compañeros, profesores y estudiantes.

?Varios de ellos habían sido desaparecidos y aparecían a los pocos días torturados y asesinados. Y todavía algo más terrible, personalmente, fue que a mi hijo (de 21 años de edad) fue asesinado cuando era estudiante de medicina. A él lo amenazaron, estuvo escondido, pero a los dos meses de haber salido de Guatemala nosotros, él fue asesinado por un grupo de paramilitares?.

Es inusual que un escritor guatemalteco publique en Alfaguara intercontinental ¿cómo lo logró?

?Desde luego es inusual, tenemos allí a Tito Monterroso por ejemplo, que él esta ya muy bien instalado. Sé que hay alguna novela de Mario Monteforte Toledo también. Mi llegada allí fue casi fortuita. Yo participé en el concurso de Alfaguara 99 y después, con una esperanza así un poco vaga, pero queriendo continuar la lucha de la publicación de ?Palos de ciego?, la llevé para que participara en los candidatos a ser editados.

?Cuando me recibieron en Alfaguara me revelaron que esa novela había sido de las finalistas del concurso, y eso ya me abrió una puerta amplia.

?Luego, la sometieron a la opinión de un consejo editorial y después me avisaron que la publicación estaba programada para el 2001, y firmé un contrato.?

Es muy difícil desligar al autor con el personaje Poeta, ¿qué tanto esta usted allí?

?Yo no sé exactamente, la verdad es que sí hay situaciones, anécdotas personales que en la novela aparecen como vividos por el protagonista y que en la vida real me ocurrieron a mí, pero a veces el personaje también se desliza hacia situaciones y actitudes que no siento que sean propiamente mías.

Debe haber, indudablemente, algún reflejo de mi propia personalidad.

Es, como usted dijo, muy difícil que un libro no tenga algo de autobiográfico, pero no fue un propósito consciente.?

¿Qué desventaja tiene un escritor no vidente en una cultura visualista?

?Muchísimas, creo que en general el ciego soporta las grandes dificultades de una sociedad clasista, discriminatoria y violenta, que sufren también todos los demás disminuídos físicos.

?Pero como escritor todavía hay que hacerle frente a dificultades muy específicas. Por ejemplo, no contamos con toda la facilidad con que se cuenta en otros países de servicios de lectura para ciegos. Entonces, o tiene uno el dinero para comprarse esos aparatos o no cuenta con ellos y le roba tiempo a los familiares, a los cuates que están próximos a uno.

?También existe un apoyo que, en mi caso, ha sido muy valioso. Es la Organización Nacional de Ciegos Españoles. Tiene una biblioteca hablada circulante. A mí permanentemente me llegan casetes de los libros que solicito, grabados por locutores excelentes y eso me ha ayudado muchísimo desde hace mucho tiempo.?

¿Tienen buenos títulos?

?Tienen una biblioteca como de 30 mil libros y muchas veces graban el libro que uno no tiene. Es un servicio es muy eficiente.?

¿Así ha leído usted los clásicos y se mantiene actualizado?

?Sí, bueno, un poco actualizado, no como yo quisiera. Leí algo de los clásicos más próximos, de los griegos y de los romanos, desde que estudié en la facultad de Humanidades, porque yo llevé literatura y otros cursos a los que me metí por afición ya que no estaban en mi pénsum.

Eso lo logré hacer con el apoyo de los compañeros que me leían.?

En ?Palos de ciego?, uno de los narradores parece en desacuerdo con los ciegos que se dedican a tareas menores, como vender lotería, por ejemplo.

?Bueno por lo menos no fue esa mi intensión, yo creo que el desacuerdo es con los que utilizan ciertas actitudes de implorar caridad o de sentirse verdaderamente minusválidos.?

…Los ?anticiegos?, como usted les llama.

?Los anticiegos, claro, no es porque vendan billetes de lotería, sino porque explotan su situación de ciegos para mantener algunos pequeñísimos privilegios o dádivas.

?Así lo quise hacer, sí, porque la gran mayoría de los ciegos proviene de una clase empobrecida que necesariamente desemboca en trabajos que exigen un mínimo de preparación educativa, entonces van a parar a esas actividades y no por incapacidad innata, sino porque el medio les ha negado la posibilidad de arribar a un a información escolar suficiente. Lo que ocurre en la novela, no sé si aparece claro o no, es que estos anticiegos están, como quien dice, en una actitud lambiscona con respecto a los que manejan las cosas que debieran estar manejando los ciegos, es decir los que administran.?

Para la mayoría es difícil recordar imágenes de sus tres años de edad, ¿Cómo son las que usted recuerda?

?Bueno, yo todavía tuve un resto visual hasta varios años después; el glaucoma me lo descubrieron a los tres años, me operaron a los cuatro pero ya sabiendo el médico que era sólo para aliviar ciertos posibles dolores terribles que el glaucoma produce, la visión era ya imposible mantenerla, la ceguera se venía ya imparable.

?Entonces yo, por una parte, por actitudes de curiosidad personal, pero muy especial y fundamentalmente porque mi mamá me orientaba a conocer todo lo que yo pudiera a través de la vista, aprendí a leer a los cuatro años porque mi mamá cuando se dio cuenta de que yo iba a quedarme ciego, compró un pizarroncito, yeso blanco y allí me enseñó las letras de molde y aprendí a leer.

?Entonces ella mucho me impulsaba a conocer colores, a conocer los fenómenos ópticos, por ejemplo en el mar el reflejo del agua, la luna, la noche, talvez alguna vez vi las estrellas realmente.?

¿En qué circunstancias escribió ?Palos de ciego??

?Esa novela la escribí para reírme yo solito, porque estaba viviendo una época sumamente problemática. Estaba transitando uno de los episodios más difíciles de mi vida. Hacía seis años que había salido al exilio y no lográbamos una ubicación adecuada mi esposa y yo. Hacía dos años que vivíamos en México y allí no encontraba ningún alero, incluso yo había participado con la insurgencia, pero me había alejado de la moralidad de algunos dirigentes y eso me creaba conflictos.

No teníamos ingresos, no habíamos conseguido algún alojamiento digno, vivíamos en un departamento que ya nos lo estaban pidiendo. Y todo eso fue trayendo muchas discusiones y controversias con mi esposa.

?Pero en la medida en que yo iba reproduciendo algunos hechos de mi vida, o próximos a mi vida y que les iba encontrando su expresión humorística, como que me parecía que estaba entrando en un proceso terapéutico.?

¿Es cierto ese pasaje en el que un ciego manejó carro?

?Esa anécdota es cierta. Pero no con las implicaciones que aparece allí en la novela. Eso sí me ocurrió a mí. Una vez estábamos con mi hermano en la casa de unos amigos. Habíamos estado hablando de las habilidades que puede tener un ciego, entonces mi hermano habló de que yo era capaz de manejar un carro, teníamos un Ford, era de mi papá, pero mi hermano lo manejaba, éramos bien jóvenes. Entonces cuando salimos de esa casa con algunos alipuches (tragos) entre pecho y espalda, mi hermano se le ocurrió: ‘sentate al timón’, me dijo. Entonces yo me sente y arranqué el carro. Todo el mecanismo, en teoría, lo conocía y ya era tarde, eran como las 12 de la noche. Entonces aquél me dirigió, me decía ‘a la izquierda’, ‘a la derecha’ y entonces yo seguía el rumbo. Fue una travesura, la verdad.?

¿Cómo es el exilio?

?Me recuerdo de un poema de Otto René Castillo que dice algo así como que el exilio es una avenida larga donde transita la tristeza. Y es que, sobre todo cuando el desarraigo es violento y forzoso como me ocurrió a mí y a la gran mayoría de guatemaltecos que tuvimos que salir durante los 80 o desde los 70, y aún en los 90, enmarcarse en una cultura distinta, por muy parecida que sea a la nuestra, en un medio en el que no hay relaciones establecidas, en el que los horarios, el accionar del grupo social en el que uno está, es diferente al que uno se había habituado aquí.

Eso requiere un esfuerzo no sólo intelectivo sino emocional, a veces agotador, es tremendo y eso lo arrastra a uno a la depresión.?

Apunta:

?Cada mujer tiene su olor, su cadencia, su ritmo peculiar. Las hay de todos los géneros y estilos: mujer-tango, mujer polca, mujer-vals, mujer-guarimba…?

Palos de ciego, Alfaguara/ Librerías Artemis Edinter.

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