BBC NEWS MUNDO

“I am Durán”, el documental sobre Roberto Durán: “Quería noquear rápido para volver a Panamá a joder y tomar trago”

Más de un boxeador asegura que los golpes de Roberto Durán fueron lo más duros que recibió jamás. Por algo, el apodo de "manos de piedra".

A Durán le apodaron html5-dom-document-internal-entity1-quot-endManos de piedrahtml5-dom-document-internal-entity1-quot-end por la contundencia de sus golpes.

A Durán le apodaron html5-dom-document-internal-entity1-quot-endManos de piedrahtml5-dom-document-internal-entity1-quot-end por la contundencia de sus golpes.

El panameño, que creció pobre y trabajando desde niño en el barrio de El Chorrillo, es tetracampeón mundial de boxeo y una leyenda viva del deporte a sus 67 años.

En un nuevo documental, titulado I am Durán (“Yo soy Durán), es él mismo quien relata, entre otros momentos, los detalles de la tan recordada como infame pelea de 1980 contra el estadounidense Sugar Ray Leonard, en la que decidió dejar de pelear para soltar la célebre frase: “No más”.

El filme, dirigido por el británico Mat Hodgson y cuyo estreno en EE.UU. en plataformas digitales como Amazon y iTunes es este próximo 4 de junio, cuenta con entrevistados como los boxeadores Mike Tyson, Sugar Ray Leonard; los actores Robert de Niro y Sylvester Stallone.

Hasta el fallecido exgobernante militar panameño Manuel Noriega, condenado por delitos de lesa humanidad, aparece en la película.

A propósito de la misma, Durán conversó con BBC Mundo en Los Ángeles sobre su vida, su carrera y el estado actual del boxeo.


Roberto Durán
Cortesia pelicula “I am Duran”
Con 67 años, Durán protagoniza un documental sobre su vida.

El documental deja un mensaje de que cuando usted peleó por primera vez en Nueva York en 1972, lo hacía por Panamá. ¿Qué tanto pensaba un joven promesa de 21 años en su país?

Realmente, lo hacía más por Panamá que por el dinero. Yo lo que quería era pelear para que Panamá me viera a mí. En esa época no me interesaba mucho el dinero. Además no había tanto. Cuando yo peleaba con un boxeador de cualquier parte del mundo o de Estados Unidos, yo lo hacía por Panamá, porque era el país peleando completo contra una persona.

Uno de los entrevistados del documental habla de que había un sentimiento “anti-hispano” en Estados Unidos alrededor de su figura y en el contexto de la primera pelea con Sugar Ray Leonard en 1980. ¿Cómo era ser latino y estar en lo más alto del boxeo en esa época?

Yo creo que no, está equivocada y perdone que se lo diga. Estados Unidos es uno contra el mundo, todo el mundo quiere pelearle a Estados Unidos. Es la base de los millones. Aquí, el que quiere, se hace rico de la noche a la mañana con un poquito de inteligencia, y una de las mejores inteligencias es el boxeo.

En otro momento del filme, uno de los entrevistados señala al boxeo como “el deporte más solitario del mundo”. ¿Cómo manejó la soledad durante su carrera?

El boxeo no es soledad, el boxeo para mí es diversión. Lo que venía era la tristeza, no la soledad. Tú nunca estás solo, pero a veces me mandaban un mes y medio a Estados Unidos a entrenar, porque en mi país todo el mundo quería fotos o se metían. Y entonces ahí sentía tristeza cuando me acordaba de mis amigos en Panamá, de la farándula, de la sinvergüenzura. Entonces entrenaba más duro y más fuerte, porque quería noquea al tipo rápido para irme a mi país a la farándula, a joder, a brincar y tomar trago.

¿Por qué decide irse a entrenar a una prisión de Panamá después de la célebre segunda pelea contra Sugar Ray Leonard de la que se retiró diciendo “No más”?

Me fui a la isla de Coiba en 1982, a una cárcel donde estaban los peores asesinos del mundo y la única diversión que tenían era un teatro, pero tenían que pagarle a la guardia para usarlo. Una de las películas que les llevé fue Dr. Zhivago, con el actor Omar Sharif.

El general Omar Torrijos (gobernante militar de Panamá entre 1968 y 1981) me pidió que viajara allá, aunque fuese por una semana. Cuando él murió (en 1981), cumplí su deseo.

Los policías de allá me trataban como si fuera un reo, hasta que un día me puse bravo y los mandé para la letra v, ya tú sabes.

Durán y el actor Édgar Ramírez
Getty Images
El actor Édgar Ramírez protagonizó una película inspirada en la vida de Durán en 2016.

Hay una anécdota en el documental de una partida de billar que le ganó al exgobernante militar de Panamá, Manuel Noriega. ¿Cómo era su relación con él?

Conocí a Noriega cuando era teniente de la guardia, pero voy más allá: una vez pidió que fuese a su casa por su cumpleaños. Cuando llegamos, él estaba ahí y vi la mesa de billar. Comencé a tomarme mis traguitos y le dije: “General, ¿usted juega billar? Venga que lo voy a estrampar (sic)…” y lo agarré y le di una aporreada. Éramos buenos amigos cuando era teniente de la guardia. Imagínate, el tipo llegó a ser general.

El papá de Noriega también me retó en el billar y lo estrampé (sic) también. Cuando se fue al baño, los policías me dicen: “Nosotros estamos contigo, Durán, pero acuérdate que somos los guardaespaldas de Noriega y no podemos ir contra él porque nos mete un cuadro”.

¿Cree que el boxeo es machista?

¿De qué forma? No entiendo muy bien la palabra.

Que es un deporte en el que al hombre no se le puede ver como débil y que debe tener muchas mujeres y tomar mucho trago.

No, no, eso es mentira. Acuérdate que la gente se mete al deporte por la necesidad. Muchos pelados que no van a la escuela, yo fui a la escuela muy poco. Y para no andar, en esa época, ni en drogas ni robando, era mejor practicar deporte; yo practiqué casi todos los deportes y no había lo que yo quería. Hasta que escogí el boxeo y era lo que quería.

Nunca pensé llegar hasta donde he llegado, nunca pensé en llegar a ser campeón mundial, yo solamente quería comprarle una casa a mi mamá. Después de comprarle la casa, no me importaba lo demás. Cuando lo hice, dije que me iba a retirar del boxeo. Y mi mamá me dijo: “¿Tú estás loco? Ahora te falta la casa tuya”. Así que seguí peleando hasta que me compré mi casa. Y así empieza mi carrera.

¿Qué piensa del boxeo de hoy en día?

No hay tantos boxeadores como había antes. Ahora mismo, si hablamos de latinos, Canelo (Álvarez) es el mejor. Otros también que son americanos pero no puedo aprenderme sus nombres en inglés.

Sugar Ray Leonard golpea a Roberto Duran en una pelea de 1980
Getty Images
Sugar Ray Leonard fue quizá el rival más emblemático de Durán.

¿Ya no hay leyendas del boxeo?

Tienen que pasar muchos años todavía para eso. Solamente la prensa americana es la que puede decir si eres leyenda o eres historia.

¿Qué quiere que la gente sepa de usted con este nuevo documental?

Vi el documental y para mí sigo siendo el mismo, la misma persona. Le hablo a todo el mundo, juego billar y dominó y me tomo mis traguitos con todo el mundo, ando con mi mujer y mis hijos para todos lados… creo que me porto bien.

El mejor ejemplo del video es que no es cómo naces, sino cómo te haces. Puedes nacer en un barrio pobre, donde haya droga, marihuana y cocaína, pero no tienes que conducirte a esa, te conduces a otra cosa. Hoy en día, dentro de mi barrio, hay muchos abogados, doctores, enfermeros, que han salido del barrio, muchachas jovencitas que se han casado con doctores y abogados.

Si un niño le dice que quiere ser boxeador, ¿qué le dice?

Bueno, métete a boxeador pues. Está duro ser el mejor. Le digo que se meta a boxeador y que se busque a un entrenador. Yo no lo voy a entrenar, no tengo tiempo para eso.

En Estados Unidos hay muchos que me han buscado para que los entrene y les he dicho que no. Una vez más lo hice con Shane Mosley, y él pudo haber ganado pero cometió un error. Él se vino para Los Ángeles y yo tenía que ir a Cannes, por el estreno de la película Hands of Stone sobre mi vida.

Lo dejé en unas condiciones extraordinarias y cuando vino a Los Ángeles, no sé qué le pasó. Cuando pasa el tercer asalto, le digo: “Hijo, perdimos”. ¿Qué hizo? No sé, pero yo no quiero entrenar a más nadie.


 

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: