En 12 meses el serbio ha perdido su plaza de número 1 mundial y tres de sus cuatro coronas grandes; Wimbledon, US Open y Abierto de Australia.
Antes de iniciar Roland Garros Djokovic siguió sin encontrar el equilibrio en la gira de tierra. Su mejor actuación fue en Roma, donde alcanzó la final para perder con el alemán Alexander Zverev, de 20 años.
Para intentar dar la vuelta a la situación, el todavía número 2 mundial decidió cambiar al completo su equipo técnico; empezando por su entrenador, el eslovaco Marin Vadja, que le ha acompañado en sus 12 títulos de Grand Slam en la última década, siguiendo por su preparador físico y finalizando por su fisioterapeuta.
Espléndida madurez
En diciembre había dejado de trabajar con el alemán Boris Becker, con el que colaboró durante tres años. Ahora su apuesta es otro grande del tenis, nada menos que Agassi en su primera experiencia como entrenador profesional.
El principal problema que tendrá que ayudar a resolver es la recuperación de la confianza, algo de lo que Agassi sabe bastante, tras su larga travesía por el desierto en los 90 antes de encontrar la calma.
Lesiones, coqueteo con las drogas, control positivo (archivado por la ATP) y un divorcio le alejaron del tenis, un deporte que llegó a “odiar”, según explicó en su famosísima biografía 'Open'. Todo esto le hizo caer hasta la 140ª plaza mundial de la clasificación ATP en 1997.
Dos años después el estadounidense ganó Roland Garros y completó su colección de torneos del Grand Slam.
Como el vino, Agassi mejoró con los años y logró más trofeos mayores entre los 29 y los 36 años (5), que antes de su renacimiento en París (3). Djokovic, que cumple 30 años el lunes, tiene todavía buenos años por delante.
Aunque sus trayectorias son muy diferentes, presentan algunas similitudes en tierra batida. Ambos sufrieron en París antes de imponerse a la misma edad (29). Agassi tuvo que esperar a su tercera final, Djokovic a la cuarta.
La dimensión humana
En la cancha Agassi está considerado uno de los mejores restadores de todos los tiempos, como Djokovic, un maestro en la devolución del saque.
Normalmente en Roland Garros sus primeros encuentros no tratarán aspectos técnicos y tácticos, según Marc Rosset, el antiguo jugador suizo convertido en comentarista de televisión, que conoce bien a Agassi.
“Es alguien que tiene empatía con la gente y tiene una dimensión humana importante por todo lo que ha pasado”, señala el antiguo N.9 mundial (1995), campeón olímpico en Barcelona 1992 sobre tierra batida.
“No le dirá a Djokovic, 'juega así', intentará dar su opinión sobre dónde está y cómo puede avanzar”, añade.
El británico Andy Murray, número 1 del mundo, cree que la relación Agassi-Djokovic es “un punto positivo para él (su rival serbio) y algo bueno para el tenis”.
“Ser ayudado por Andre es un punto positivo para Novak y algo bueno para el tenis. Cuando los grandes jugadores del pasado siguen en su deporte suscita más interés”, explicó el escocés a la AFP en un acto promocional en París.
Queda por saber cuánto tiempo dedicará al serbio. ¿Se volcará como hizo Becker o simplemente le acompañará en momentos puntuales?
Luego está la cohabitación con el español Pepe Imaz, convertido en el preparador mental del tenista. Djokovic ha encontrado su nuevo equipo, ahora falta que le sirva para volver a dominar el panorama mundial.