El pequeño es su inspiración. Juguetea entre sus brazos y le sonríe cuando la mira, mientras Cheili asegura que su llegada le cambió la vida. “Es mi mejor regalo. Ahora vivo por él”, afirma.
Con más de 25 años de carrera como deportista y una larga lista de conquistas a escala nacional e internacional. La experimentada atleta se dio la oportunidad de ser madre, junto a Douglas, su esposo y entrenador. Ambos disfrutaron del embarazo en un año de Juegos Olímpicos —Río 2016—, ya que el karate no era un deporte olímpico.
“Fueron meses de mucha alegría. Disfruté mi embarazo. Era el momento adecuado. Estaba nerviosa, pero he tenido mucha gente que está conmigo y me han ayudado mucho”, dijo González, de 36 años.
Cheili González
La karateca ahora disfruta de su día a día con Emiliano. Aunque las horas de sueño son menos, dice que no cambiaría por nada esta experiencia. “Se despierta a comer en la madrugada, unas tres veces”, cuenta con una sonrisa.
Los días de Cheili comienzan desde las 5 de la mañana, pues además de entrenarse da clases de karate en Majadas, zona 11. En algunas ocasiones lo hace acompañada de su bebé, con la ayuda de su esposo.
“Douglas me ayuda a cuidarlo. Le da su pacha y también le cambia pañales, aunque se tarda un poquito más que yo”, comentó entre sonrisas.
Su futuro
Con la llegada de su hijo y sus 36 años, Cheili ha estado expuesta a comentarios sobre su retiro como atleta; sin embargo, es algo que todavía no pasa por su mente, y menos ahora, que el karate es un deporte olímpico y será parte de los Juegos de Tokio 2020.
“Será una experiencia muy bonita. Sería un sueño hecho realidad poder competir en unos Juegos Olímpicos”, afirma la deportista.
La campeona panamericana en los Juegos de Río 2007, no se intimida con nada, ni se preocupa por el hecho que para los próximos juegos tendrá 40 años.
“Yo vivo el día a día y no me afano por el futuro. Pero sí intentaré clasificar a Tokio 2020 y no solo para ir a participar porque sí, sino porque quiero ganar una medalla para Guatemala”, asevera con confianza.
Cheili tiene en su hoja de vida una medalla de plata en el Campeonato Mundial de Tokio, Japón, en el 2013. Siempre ha figurado entre las principales exponentes en la división de hasta 50 kilogramos.
“Me siento al cien por ciento. Después de los 40 días de dieta cuando tuve al bebé, empecé a entrenarme. Y me siento muy bien y creo que eso es lo que cuenta para poder seguir compitiendo en este deporte”, aseguró.
La única medalla que Guatemala tiene en Juegos Olímpicos, la ganó Érick Barrondo en Londres 2012, en la prueba de 20 kilómetros de marcha. La presea fue de plata y ha servido de motivación para los atletas nacionales.
El primer reto será conseguir la clasificación a las justas. “Serán 10 plazas por cada división, que al final serán ocho, pues una atleta local tendrá ya asegurado su pase y la número uno del ranquin mundial también. Después será el clasificatorio y la pelea seguramente será muy intensa”, explicó Cheili.
En el caso de la karateca, quien ha ganado una serie de medallas en el ciclo olímpico, se reta a sí misma y confía en su capacidad para no solo subir al podio, sino conseguir una medalla de oro en el máximo evento deportivo y no lo ve imposible, sino que trabajará arduamente para recuperar su mejor nivel y dar la pelea.
Y el objetivo no se queda solo allí, sino que quiere hacer historia también como entrenadora y apuesta a atletas como Ilce Díaz y Allan Maldonado, para comenzar este nuevo ciclo olímpico, que arranca con los Juegos Centroamericanos de Managua, que se disputarán en diciembre próximo.
“Ilce es una gran atleta. Lamentablemente hace poco sufrió una lesión pero ahora ya está recuperada y creo que es una karateca que tiene mucha calidad y estamos trabajando con ella para que pueda ser parte del ciclo olímpico y por qué no, pensar en su clasificación a los Juegos Olímpicos”.
Con una inspiración nueva para superarse y ser la mejor, Cheili comenzó este año con más aspiraciones que nunca y espera que en tres años pueda estar en Tokio peleando y con el pequeño Emiliano apoyándola para lograr algo histórico para Guatemala.