En agosto de 1936 en Berlín, Jesse Owens, que entonces tenía 22 años, entra en la leyenda olímpica al ganar cuatro medallas de oro (100, 200, 4×100 metros y salto largo).
Un negro que triunfa en la Alemania nazi, ante los ojos del mismísimo Adolf Hitler, se convirtió en un símbolo muy fuerte. Pero Owens nunca se atreverá a apropiarse de ese símbolo.
“Le costó toda la vida entender lo que él representó y este papel que no supo jugar. Es irónico verle convertirse en un símbolo de la lucha contra el racismo cuando no era más que un pobre chico negro, hecho a sí mismo”, destaca esta exsaltadora, ahora comentarista en la emisora RMC.
Su momento de gloria se evaporó rápidamente y Jesse Owens encadenó pequeños trabajos (gerente de una lavandería, creación de una liga femenina de béisbol), experiencias varias (con los Harlem Globetrotters por ejemplo) y ‘vende’ sus veloces piernas en tristes exhibiciones, en las que corre contra un caballo, un perro, un auto…
‘Un verdadero modelo’
En la época en la que apareció el movimiento Black Power contra las discriminaciones raciales en los años 1960 y 1970, Owens fue criticado por no posicionarse a favor.
Incluso fue a él a quien envió el equipo estadounidense para tratar de “calmar” a los atletas contestatarios antes de los Juegos de México-1968, que pasarían después a la historia por la fotografía de Tommie Smith y John Carlos con el puño levantado en el podio de los 200 metros.
“Se le consideró el ‘Tío Tom’, un tipo que agachaba la cabeza”, añade Ewanjé-Epée sobre este nieto de esclavos nacido como ‘James Cleveland Owens’ el 12 de septiembre de 1913 en Danville, en la Alabama segregacionista.
Pero su figura guardaba muchas perspectivas. “Toda su vida realizó un gran trabajo intelectual, leyó mucho y escribió, tenía un conocimiento del jazz extraordinario”, continuó Ewanjé-Epée.
“Por su educación evangelista, el trabajo y el éxito estaba por encima de todo, estaba obsesionado por la idea de entrar en la universidad y muy pronto se dio cuenta que tenía esa oportunidad por ser deportista (estudió en la Universidad de Ohio)”, explica la exatleta francesa.
“Jesse Owens es el símbolo de que se puede salir de su condición social gracias al trabajo. Es un verdadero modelo”, reivindica.
“Frecuentó otros afroamericanos, digamos de buena cuna, que estaban comprometidos políticamente y que le explicaron que ‘no era solo un par de piernas’. Después de 1968, en el post-Black Power, comprendió que a pesar de todo por lo que había pasado, nunca se le reconoció (su legado)”.
En 1972, publicó una segunda biografía ‘I have changed’ (‘He cambiado’), una serie de cartas de disculpas a los afroamericanos.
‘Escuchar tu corazón’
En agosto del 2009, en el Mundial de Atletismo de Berlín, el equipo estadounidense homenajeó a su antiguo campeón, fallecido el 31 de marzo de 1980 víctima de un cáncer a los 66 años, llevando todos los atletas las iniciales ‘JO’ en sus camisetas.
“Jesse Owens es un héroe para mí. Será muy especial correr en el mismo estadio que él corrió”, aseguró entonces Tyson Gay, futuro subcampeón del mundo.
Dos de las tres hijas de Owens estuvieron en París en septiembre de 2013 con ocasión del centenario de su nacimiento. Beverley (entonces 76 años) y Gloria (81) recordaron al hombre “profundamente sencillo y bueno” y al padre “maravilloso”.
Gloria destacó también lo que le dijo su ilustre progenitor antes de su “primer día de escuela”: “Espero que tendrás los dones de sentir el perfume de las flores, de escuchar tu corazón, de ver el sol en la sonrisa de la gente, la gratitud y el amor”.