La decisión de los hermanos Gourriel es un duro golpe para los esfuerzos de Cuba por evitar la partida masiva de sus jugadores, a muchos de los cuales ya ha autorizado a jugar en el exterior en el marco de una serie de reformas para revitalizar su economía prevenir la partida de sus talentos. Pero todavía no pueden firmar con equipos de Estados Unidos porque sigue vigente el embargo comercial estadounidense sobre la isla.
Para el historiador y experto en béisbol cubano Ismael Sene, la actitud de los hermanos Gourriel es un golpe “indiscutible”.
“Entre 2014 y 2015 alrededor de 220 jugadores han abandonado el país, pero desde que abandonó el país José Ariel Contreras allá por el 2000 no había una salida del país que golpeara al béisbol como esta” , explicó Sene a la AP en una entrevista telefónica.
Sene consideró a Yulieski como una estrella y a su hermano Lourdes como una promesa.
“Nadie se esperaba esto” , dijo Sene, quien opinó que si no se normalizan las relaciones con el béisbol de los Estados Unidos, la pelota cubana seguirá desangrándose por la partida de jugadores que no regresan a jugar a la isla.
El propio Gourriel ya había jugado afuera como parte de un experimento para evitar que los jugadores corten los lazos con Cuba. En el 2013 firmó un contrato por un año y un millón de dólares con el equipo de Yokohama de la liga japonesa y una vez finalizada esa temporada se reincorporó a su novena en La Habana.
Pagó sus impuestos en Japón, le dio un 10% de sus ingresos a la federación cubana, que actuó como su agente, y se quedó con el resto.