La historia dice que si alguien puede hacerlo es el país anfitrión, que ya se coronó en Buenos Aires-1951 y La Habana-1991 como únicos ejemplos.
Pero no será fácil. Estados Unidos camina despacio pero avanza con firmeza: tres oros el sábado, cuatro el domingo y cinco este lunes. Y el martes arranca la natación, donde su botín puede multiplicarse rápidamente.
Cuba, por su parte, ya es tercera, y dio un paso importante hacia su objetivo de mantener el segundo lugar, que logró en Cali-1971 y que no soltó desde entonces, con la excepción de La Habana-1991, donde se permitió incluso el lujo de arrebatarle la cabeza del medallero a los estadounidenses.
Cuba ha despertado de su letargo inicial, con el canotaje como su principal baza, con cuatro oros en estos primeros días, a la espera de la lucha, donde Mijaín López es el monarca mundial, el triple salto, con Pedro Pablo Pichardo como estrella de la justa, o el boxeo.
Y una sorpresa mayúscula: la presea dorada en clavados sincronizados desde la plataforma de 10 metros de la pareja formada por Jeinkler Aguirre y José Antonio Guerra, que ayudó a silenciar, sólo en parte, los ecos del fracaso en judo.
Cuba plantó a tres judokas en las finales este lunes y acabó la jornada con tres platas, contra todo pronóstico, pero podrá redimirse este martes cuando la competencia dice adiós a Toronto.
Como peces en el agua
De la fuerza de Colombia, que se ha colgado hasta seis oros en halterofilia en apenas tres jornadas, a la piscina, donde los brasileños se mueven como pez en el agua.
Thiago Pereira y Felipe França ya acechan, a punto de saltar a la alberca, cuando este martes arranque la natación, plato fuerte de los Panamericanos.
“Cuba y Canadá tienen que combinar con Brasil, que también quiere ser el número 2. También podemos. Nuestro objetivo es acabar entre los tres primeros, es nuestra ambición. Va a ser una pelea muy dura”, subrayó Bernard Rajzman, jefe de la misión brasileña, antes de arrancar las competencias.
‘Mister Pan’, como apodan a Pereira, ya se relame. Tiene ante sí el doble reto de acercar a su país, sexto en el medallero, a los puestos de cabeza y, a la vez, intentar convertirse en el atleta panamericano con más oros de la historia.
A sus 29 años, el que un día, con 24 meses de vida, estuvo a punto de ahogarse en la piscina de su tío, cuenta con 18 preseas -12 de oro- y está a sólo cuatro del récord absoluto del exgimnasta cubano Erick López, que sumó 22 medallas.
Para igualarlo, Pereira tendrá que lograr, como mínimo, cuatro preseas en las ocho pruebas que disputará en Toronto.
El martes sólo participará en el 4×100 m masculino pero, si gana, ya habrá entrado en la leyenda de su país al igualar a Gustavo Borges como el atleta más condecorado en la historia de Brasil, con 19 podios.
Mientras, Estados Unidos ya calienta con su campeona olímpica Natalie Coughlin como líder y con campeones de la talla de Allison Schmitt, Caitlin Leverenz, Cullen Jones y Darian Townsend.
Una lucha entre Poseidón y Neptuno por el tridente de la natación continental.