La estrella del boxeo mundial, se mostró temeroso antes de descender al fondo del mar, pero también decidido para cumplir su propósito: “Tomé este reto para superar miedos que aún tengo en mi vida”.
Junto a un equipo de especialistas, Tyson viajó a las Bahamas y cumplió con el reto de estar en un “tornado de tiburones”; incluso, logró dominar a uno.
“Mantén la calma y el tiburón estará calmado”, le repetían al expúgil cuando ya estaba sumergido en el agua.
“No estábamos en una piscina, sino en aguas abiertas. Era muy seguro, porque teníamos unos quince buzos de seguridad alrededor. Lo más complicado para mí fue mantener la temperatura corporal con el agua a 12 grados”, confesó Mike Tyson.