“Nunca he tomado nada que mejore mi rendimiento, jamás. Si tomé esas sustancias fue porque los médicos creían que era lo mejor para mi rodilla”, señaló el español en un acto publicitario.
“El deporte no sólo tiene que ser limpio, sino también lo tiene que parecer. No podemos fallar a la gente que nos toma como ejemplo. Tenemos que ser un ejemplo positivo, ni negativo ni dudoso”, añadió.
Como ha hecho en varias ocasiones en los últimos años, el ganador de 14 torneos del Grand Slam pidió que los controles antidopaje a los que se someten los deportistas se hagan públicos.
“Sería mucho más beneficioso para deportistas, espectadores y medios de comunicación que cada vez que uno hace un control antidopaje saliera publicada la noticia y dos semanas después los resultados. Así se acabaría con el problema, llevo años diciéndolo”, señaló el jugador mallorquín.
El grupo de espionaje cibernético Tsar Team /APT28) , también conocido bajo el nombre de Fancy Bears y que estaría compuesto por informáticos rusos, pirateó la base de datos de la Agenca Mundial Antidopaje (AMA) y la semana pasada ya publicó dos entregas con datos confidenciales de una treintena de deportistas.
Mo Farah, también implicado
Entre los primeros afectados estuvieron las hermanas Venus y Serena Williams (USA, tenis), la campeona olímpica de gimnasia Simone Biles (USA) y los ciclistas británicos Bradley Wiggins y Christopher Froome.
Los datos revelan que estos deportistas se beneficiaron de autorizaciones de uso con fines terapéuticos AUT), permitiéndoles tomar medicamentos inscritos en la lista de productos prohibidos.
Además de Nadal, en la nueva filtración de este lunes aparecen, entre otros, el atleta británico doble campeón olímpico (5 mil y 10 mil metros) Mo Farah y los jugadores argentinos de hockey sobre hierba Facundo Callioni y Lucas Rey.
Farah, de 33 años, cinco veces campeón mundial y que en Rio 2016 fue capaz de retener el doblete 5 mil 10 mil que ya había logrado en Londres 2012, recibió la primera autorización médica en 2008 para tratarse con triamcinolona, un tipo de esteroide.
Su otro permiso fue en 2014, para una solución salina y dos analgésicos después de que sufriera un colapso cuando entrenaba en altitud en Park City, Utah, Estados Unidos.
“Como Mo ha dicho anteriormente, no tiene nada que ocultar y no hay ningún problema con esta información médica que ha sido publicada, como lo demuestra que el año pasado compartió voluntariamente sus datos sanguíneos con el Sunday Times”, señaló este lunes un portavoz del atleta.