“Trabajar en el Senado no es tan fácil cuando uno está entrenando. Uno debe administrar su tiempo, y eso es lo que hice para esta pelea”, reconoció Pacquiao.
El filipino, quien está en su primer periodo como senador en su país, no tendrá que compaginar dos empleos al menos durante unas semanas. El Senado filipino está en receso, y Pacquiao llegó a Los ngeles el fin de semana, ansioso por concluir su preparación para librar otro combate en una trayectoria profesional que abarca ya 21 años.
Está por verse cuán ansiosos se encuentran los fanáticos por ver al boxeador asiático ante un rival relativamente desconocido, a quien no se le conceden muchas probabilidades de vencerlo.
“Pueden decir lo que quieran sobre Pacquiao y Vargas. Creo que es una pelea competitiva. Otros no lo piensan, y ésa es su opinión”, dijo el promotor Bob Arum.
Pacquiao se unió a Arum este lunes, en una conferencia telefónica para hablar de la reinvención más reciente del púgil que se convirtió en político. La conversación abordó tanto el boxeo como las principales metas de Pacquiao como senador.
Esos objetivos incluyen formar una comisión de boxeo en Filipinas y restablecer la pena capital, abolida hace 30 años. “Disfruto trabajando duro en el Senado mientras sigo como boxeador. Disfruto las dos cosas”, aseguró Pacquiao.
El filipino, a quien Nike le revocó un contrato este año tras afirmar que los gays eran “peores que animales”, es aliado del nuevo presidente Rodrigo Duterte, quien ha sugerido recientemente que su país estaría mejor sin mantener una alianza estrecha con Estados Unidos.
#DeportesPA Manny Pacquiao ya ha regalado más de mil casas en su natal Filipinas pic.twitter.com/4loxPRoXlA
— PanamáAmérica (@PanamaAmerica) October 21, 2016
Pacquiao desestimó las preocupaciones de que esos comentarios puedan retirarle el apoyo de algunos fanáticos en un país donde ha ganado millones de dólares.