Deporte Internacional

Stoudemire, de los focos de la NBA a la espiritualidad de Jerusalén

Para la antigua estrella de la NBA Amare Stoudemire, sentado al borde de la cancha, la temporada de baloncesto que comienza en Israel se anuncia muy diferente a las que ha conocido.

La figura estará lejos de los focos, pero más cerca de su trayectoria personal y su lado espiritual.

Stoudemire, antiguo pívot de Phoenix Suns y New York Knicks, inicia a los 33 años una nueva carrera en Jerusalén, con el Hapoel, uno de los dos grandes clubes del país junto con el Maccabi Tel-Aviv.

Aunque el baloncesto es el segundo deporte en Israel por detrás del futbol, existe una gran diferencia entre el fervor religioso de Jerusalén y las luces de Nueva York. Cuando Stoudemire llegó a los Knicks en 2010, un panel publicitario celebró su fichaje en Times Square.

Ahora el jugador está contento por haber encontrado la calma y un vínculo espiritual después de una vida con sobresaltos.

Cuestión de fe

“No tengo ningún lamento”, señala el gigante estadounidense  (2.11 metros) durante un entrenamiento, en la víspera de su primer partido con el Hapoel el pasado fin de semana.

Stoudemire, que disputó seis veces el partido All-Star de la NBA y es conocido por la potencia de sus mates, anunció en julio que dejaba la competición tras 14 temporadas para jugar en Jerusalén.

Es el baloncestista más célebre en disputar el campeonato israelí. Además de un reto deportivo, para él se trata de una cuestión de fe.

En Nueva York el jugador se convirtió al judaísmo y ha intentado obtener la nacionalidad israelí, señala su agente Happy Walters.

Recientemente se ha presentado como un miembro de los Hebreos negros, afroamericanos que consideran que los israelíes del Antiguo Testamento eran negros y que los negros de hoy son sus descendentes.

La víspera de su primer partido del campeonato con el Hapoel muestra su emoción.

“No sé muy bien lo que voy a sentir. Jugar por la primera vez en Jerusalén será una sensación que no había experimentado antes”, señala el coloso, que luce un tatuaje de una estrella de David y la inscripción Jesús Negro.

Orígenes humildes

Stoudemire nació en una humilde familia de Florida y perdió a su padre cuando tenía 12 años. Su madre ha estado en prisión y su hermano falleció en un accidente de coche en 2012.

No comenzó en el baloncesto hasta los 14 años. En 2002 llegó a la NBA directamente desde el instituto, sin pasar por la universidad. Con los Phoenix Suns recibió el título de rookie del año, al mejor debutante de la liga.

Las lesiones en las rodillas complicaron después su carrera. Primero en Phoenix, luego en New York y finalmente en Dallas Mavericks y Miami Heat.

“Estoy orgulloso de haber dado a mi familia una vida que jamás habría tenido sin este juego magnífico que es el basket”, señala. Su mujer y sus cuatro hijos también viven ahora en Jerusalén.

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