Los efectos indirectos están estimados en US$238 mil millones, con el turismo en el país, las mejoras de las infraestructuras de transportes y la utilización de los equipamientos para otros eventos.
“Ello comprende también el aumento de la clientela de las salas de deporte y del número de aficionados de los diferentes deportes”, explicó este martes Tsutomu Kozaka, un responsable del gobierno de Tokio.
Los Juegos deberían por otra parte estar acompañados de la creación de 1,94 millones de empleos en el país, precisa el documento.
Tras la euforia inicial que había rodeado la obtención de los Juegos en 2013, Japón acumuló reveses: un proyecto inicial de estadio olímpico abandonado, sospechas de corrupción, una explosión de costos.
Pero la nueva gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, que llegó al frente de la ciudad en 2016, prometió estar vigilante e insistió sobre la herencia de los Juegos, en una entrevista reciente.
El gobierno británico también se felicitó en 2013, un año después de los Juegos de Londres, anunciando un colosal impacto económico del evento, cifrándolo en 41.000 millones de libras de aquí a 2020.
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— Tokio 2020 (@JJOOTokio2020) August 22, 2016