Inicialmente, la factura del estadio se elevaba a 162 mil millones de yenes (1 mil 200 millones de euros), pero pronto ascendió a 252.000 millones de yenes (1.870 millones de euros) , una cifra nunca vista en la historia del deporte.
“Nuestros equipos en Japón y Reino Unido han trabajado en estrecha colaboración con Nikken Sekkei para desarrollar un concepto que responda a los principios establecidos por el gobierno”, declaró Hadid en un comunicado publicado por la firma de diseño japonesa.
“Es un honor haber sido invitada por Nikken Sekkei para desarrollar esta creación juntos”, añadió la arquitecta.
“Apoyándonos en los dos años de trabajo y los conocimientos adquiridos, somos capaces de tener a punto un proyecto con un coste ventajoso, con la garantía de que el estadio estará preparado a tiempo para los preparativos de Tokio 2020”, señalaron, refiriéndose a la Copa del Mundo de rugby 2019, que tenía previsto inicialmente contar con el nuevo recinto.
La estética futurista, con forma de nave espacial -fue comparado con una tortuga por sus detractores, un casco de bicicleta o incluso la taza del inodoro- se mantendrá, explicaron los responsables del proyecto en un vídeo.
“Partir desde cero es un riesgo inútil que el gobierno debería considerar”, advierten.
El ministro de deportes Hakubun Shinomura señaló, después de anunciar el abandono del proyecto inicial de Hadid, que se abriría un nuevo concurso, con el objetivo de cerrarlo antes del final de 2015.
La organización de los Juegos 2020 advirtió que sería difícil finalizar el estadio en enero de 2020, como exige el Comité Olímpico Internacional (COI) .
El precio del nuevo estadio no debería superar los 155 mil millones de yens (1 mil1150 millones de euros), subrayó el gobierno.