Deporte Nacional

Brayan Solares es un guerrero que lucha contra las adversidades

En la zona 2 de Boca del Monte está la colonia El Rosario. Es mediodía y las tiendas que están en los alrededores están llenas. Es también la hora en la que los niños y adolescentes salen de estudiar, por lo que la calle está muy concurrida.

Brayan, junto a su hijo Matías, recordando sus triunfos en el deporte. (Foto Prensa Libre: Jeniffer Gómez)

Brayan, junto a su hijo Matías, recordando sus triunfos en el deporte. (Foto Prensa Libre: Jeniffer Gómez)

Allí, en una modesta casa a la orilla de la carretera, vive Brayan Solares, junto a su pequeño Matías y su esposa Marly Sucely.

Brayan conversa con un amigo en la banqueta. La puerta de su vivienda está abierta y Matías, el pequeño de seis años, está en la sala viendo caricaturas. Tienen una relación divertida y cariñosa, algo que se percibe desde el primer momento.

En las paredes de esa habitación cuelgan las medallas que Brayan ha conquistado representando a Guatemala. También hay algunas fotografías de momentos que recuerda con cariño y que lo han llenado de satisfacción.

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Todas esas glorias que ha disfrutado en el atletismo adaptado lo llenan de fuerzas y energía en este momento difícil, en el que la vida lo pone a prueba una vez más.

Brayan y Matías son muy conocidos en el vecindario, en Boca del Monte. (Foto Prensa Libre: Jeniffer Gómez)

Sobreviviente

Brayan todavía tiene el recuerdo muy fresco… Tenía 7 años mientras jugaba con sus amigos en la calle, algo común en la Ciudad de Guatemala hace ya varios años.

“Cuando estábamos jugando, llegaron unos jóvenes a molestar a un guardaespaldas que cuidaba la casa de una familia adinerada; él estaba tomando en un domingo por la tarde y sacó una escopeta y comenzó a disparar”, relata. “Hirió a nueve niños y tres adultos. Mató a uno. A mí me tocó la cuestión de la vista, cuando impactó los nervios ópticos”.

Fueron días, meses, incluso años complicados para el atleta, pero a pesar de su corta edad, aceptó su discapacidad con el apoyo y amor que le brindaron sus familiares.

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“Lo más difícil fue la aceptación”, reconoce. “Pero no tuve muchas complicaciones. Hice amigos en donde estudiaba —Instituto Público de Boca del Monte— y me trataban bien”.

Aprendió un nuevo estilo de vida, en la escuela Santa Lucía del Benemérito Comité Pro-Ciegos y Sordos de Guatemala. Aprendió el sistema braille y a movilizarse con bastón.

“Siempre he dicho que quizás por ser niño fue más fácil la aceptación, porque era como que me estuvieran reiniciando”, reconoce.

Brayan también estudió en la Universidad de San Carlos de Guatemala, Ciencias de la Comunicación. Sus jornadas eran extensas, pues también trabajaba en una radio.

Durante esos días tenía un perro guía que lo acompañaba en todo momento. Fue así como en una ocasión se le acercó en la parada de bus una chica llamada Marly Sucely, con el objetivo de que la acompañara, pues era tarde y le faltaba un recorrido a pie para llegar a su casa.

Actualmente tienen 10 años de estar casados y el fruto de su amor es Matías.

Pero al lado de su vida amorosa y familiar, también fue creciendo su pasión por el atletismo adaptado. Varias personas le aconsejaron que practicara deporte para mantenerse saludable y no dar lugar a pensamientos que pudieran ser dañinos.

Todo comenzó en el 2009 con las carreras dominicales de medio fondo. Su evolución fue notoria e inmediatamente consiguió la clasificación a los Juegos Parapanamericanos de Guadalajara 2011, gracias al esfuerzo y entusiasmo que ponía en cada entrenamiento.

Ha pisado las pistas de los Juegos Paracentroamericanos de San José 2013, Managua 2018 y los Juegos de Barranquilla 2018, compitiendo en las pruebas de 100, 200 y 300 metros planos.
Para Brayan representar a Guatemala a escala internacional es un motivo de orgullo, por eso, a pesar de los inconvenientes y el sacrificio que ha pasado, sueña con seguir en las pistas; sin embargo, la vida le ha presentado otra prueba.

La lucha de su vida

Estaba en un entrenamiento cuando se comenzó a sentir mal, previo a un torneo en el que iba a competir en Colombia, en mayo pasado.

Fue a una clínica y le hicieron exámenes. El diagnóstico: “positivo a isquemia miocárdica”.

Brayan cuenta: “una arteria en el corazón está dañada en un 90 por ciento. Es difícil asimilar la situación que estoy pasando. Después de estar 15 días en el hospital para saber qué está pasando me dijeron que es necesaria una cirugía a corazón abierto”.

El atleta había conseguido la clasificación para los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019 —del 26 de julio al 11 de agosto—. “Cuando estén los juegos, yo estaré en una sala de operación”, dice con nostalgia.

Después de este procedimiento, Brayan deberá estar en reposo durante un año para recuperarse y volver a retomar sus actividades cotidianas, como su trabajo en un centro de reciclaje.

“En estos momentos no puedo hacer ningún esfuerzo físico. No puedo trabajar y de igual manera tengo que seguir pagando la renta, los estudios de Matías, la comida…”, confiesa.

De momento, Brayan se enfoca en recuperarse, pues tiene la motivación de su familia, que está pendiente día a día de su salud y de que esté bien; ellos son su inspiración.

El próximo 10 de julio el atleta nacional estará en el quirófano, peleando por su vida. Con la ilusión de volver a estar con familia y regresar a las pistas a correr por Guatemala.

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