Con el paso del tiempo se evidenció su pasión por el futbol, baloncesto y balonmano. Éste último ya lo practicaban sus hermanos mayores Eileen, Williams y Víctor, hoy de 39, 38 y 32 años, respectivamente, quienes los persuadieron para que practicaran esta disciplina.
El talento, entrega y dedicación de los jóvenes hicieron que desde temprana edad comenzaran a brillar en el deporte.
“Me siento feliz porque puedo ayudar al equipo. Esto también es gracias a mis compañeros de trabajo”.
La Federación de Balonmano instaló una casa en la capital, en la que podrían vivir los seleccionados de la provincia, además de continuar sus estudios, gracias a una beca.
La propuesta agradó a los gemelos que para entonces ya tenían 14 años. Sin embargo, debido a que la salud de su padre empeoró decidieron continuar en el oriente del país.
Dos años después del fallecimiento de su padre, Víctor Manuel Morales Sosa, aceptaron dejar sus raíces para radicar en la capital para continuar con sus sueños deportivos.
Nueva vida
Doña Aura los vino a dejar. Su nueva casa era la misma que compartirían con el resto de seleccionados, cerca del Anillo Periférico, zona 7 capitalina.
“Nuestros compañeros de trabajo nos apoyaron mucho con los horarios para que pudiéramos jugar”.
Combinaron estudios y entrenamientos hasta graduarse de bachilleres.
“En octubre del año pasado comenzamos a trabajar en El Pinche. Para poder cumplir y jugar contamos con el apoyo de todos”, expresó Mynor.
Recientemente los hermanos fueron bastión fundamental para que Guatemala fuera campeona de la primera Copa ACD.
“Trabajábamos de 6 a 15 horas. Nuestro jefe nos daba permiso para salir un poco más temprano y descansar un rato antes de los partidos”, agregó Mynor.
El cansancio no se sintió dentro del terreno de juego, al contrario fue una motivación para que dieran lo mejor y eso lo demostraron al ser de los más anotadores en el certamen, Víctor fue el goleador con 41 goles en los cuatro juegos que participó y Mynor fue el cuarto con 24.