Mateo Flores dejó un legado imborrable en el deporte nacional, si bien tomó fama al ganar el Maratón de Boston el 199 de abril de 1952, su presencia en el ciclo olímpico fue determinante. En los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Colombia 1946 se colgó el oro en el Medio Maratón y en los 10 mil metros planos.

En 1950, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en Guatemala, Flores siguió con su dominio y ganó el oro en el Medio Maratón y los 10 mil metros planos.

El máximo logro de Mateo Flores llegó en los Juegos Panamericanos de México 1955, al ganar el oro en el Maratón con una marca de 2 horas, 59 minutos, 9 segundos.

“Ese día en Boston Mateo Flores corrió junto a los atletas Guillermo Rojas y Luis H. Velásquez. Llegaron a defender los colores Azul y Blanco y Flores corrió lo más rápido de lo que todos se imaginaron”, apunta  Julio César Arreola, en el libro el triunfador de Boston.

“En total fueron 190 atletas, pero el guatemalteco se impuso con una de sus mejores marcas 2 horas, 31 minutos, 53 segundos. La gente le apoyo siempre y le gritaba  ¡Ya estamos cerca Mateo!. ¡Viva Guatemala!”,  resalta el escritor.

Mateo Flores fue siempre un luchador, lo demostró en cada uno de las competencias en las que participó. La tradicional carrera de los barrios Max Tott, era su carrera favorita y la utilizó de entrenamiento para correr Boston.

Además, fue el abanderado de la primera delegación que participó en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952. Sus éxitos le permitieron tener el honor de ser el encargado de encender el pabetero de los Juegos Centroamericanos de 1986 en el estadio que hasta hoy lleva su nombre.

La historia deportiva de Guamuch Flores solo es superada por Érick Barrondo, quien se adjudicó la plata en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

Inicios

El primer trabajo formal de Mateo Flores fue en el Country Club; primero fue su padre don Laureano, quien laboró en dicha empresa, pero conforme pasó el tiempo el joya del deporte nacional empezó a conocer el oficio de caddie.

En 1941 cambió de rumbo y trabajó en la fábrica de hilados y tejidos Nortropic, en la zona8.  Doroteo tenía 19 años  y un grupo de amigos   lo invitó a correr y representar a la empresa. Fue ahí donde surgió la pasión por el atletismo.

Todos los días se entrenaba corriendo cerca de 14 kilómetros, distancia de su casa a la empresa. Esta rutina le empezó a dar el gusto al deporte.